María Torróntegui se inició en la pintura como experta en la técnica del trampantojo ('trompe l'oeil') y llegó a tener su propia escuela de pintura decorativa en Barcelona. Posteriormente, pasó a dedicarse exclusivamente a la pintura al óleo. Su estilo se caracteriza por la maestría con la que consigue crear emociones mediante el tamizado uso de la luz y el color en temas como bodegones, flores y paisajes de Barcelona, Menorca o el Ampurdán. Son cuadros adscritos a un realismo poético que consiguen transmitir un sentimiento muy sugerente, personal e íntimo.

'El realismo de María Torróntegui se basa en una gran perfección técnica y en el empleo de un óleo sumamente tamizado, con colores suaves, luz no agresiva y una textura mate acentuada por el fondo de la tabla sobre el que se proyecta.

Estos detalles técnicos dan una acusada sensación de serenidad, acentuada por los temas, buscadamente humildes y sin embargo tan llenos de poesía como impregnados de comprensión y amor. En este sentido, la pintora nos hace sentir casi palpablemente la cercanía entrañable de unos potes caseros, de unos pocos libros, de unos pinceles o unas flores'.

Jaume Socías Palau. 7DM, 2001.