Marie Marziac se inspira únicamente en la naturaleza y solamente pinta con la luz del día, la pintura es luz y es también un juego con la forma y el color, el ritmo y la armonía, como en la música, otra de sus grandes inspiraciones porque como ella misma nos cuenta los compositores tienen también un lenguaje propio y ella inventa una escritura rítmica: un sonido que no tiene sonido pero que está hecho para todo el mundo.

Para Marie la pintura es una búsqueda personal a fin de describir un sentimiento que no puede expresar de otro modo. En la composición los contornos se convierten en el límite de algo, le permiten jugar con los colores en una voluntad de abrir las formas y la realidad le sirve como soporte de todo.

Es en definitiva una colorista fascinada por la materia y el color, sobre todo ... los monocromos que ella considera minerales. Técnicamente se decanta por el acrílico por su rapidez, característica que casa la perfección con su modo intuitivo e inconsciente de crear.