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Un cuadro no es tanto el resultado de una conversación entre el pintor y la materia, como el rastro de un abandono en el encuentro de esas dos partes. Este abandono es el aspecto humano del asunto; el intento de acabar la obra. Lo que queramos en Pintura sucederá así, a través ... de una técnica y una práctica indisociables del cuerpo del actuante. Por otra parte, ocultar o evidenciar el material 'ciego' que opera en nosotros durante el proceso (la gravedad, la velocidad, la presión...) frente a la cromaticidad o el valor, sería algo que nuestra idiosincrasia debe pactar con la 'educación' que la época imprime a nuestra imagen en curso.

El fundamento de este taller radica en intentar una puesta a punto del espectro técnico que resulte de las elecciones y descartes expresivos de cada participante.

Tumulto, como el material experiencial que se escancia en el soporte. Medida, como sospecha de que las elecciones se constituyan como un producto terminado, como espera de que algo en el hacer se constituya significante.

En este taller trataremos de debatir sobre la práctica pictórica y en la práctica. Desde la experimentación en el soporte, dejar caer, o depositar suavemente, o arrojar con indignación... lo que de la experiencia del sujeto éste considere, no por otra cosa, y creemos que ahí empieza el debate: re-considerar qué empieza a no ser pintura para ese soporte, en esa circunstancia.

¿Cuál es el sentido corrector de nuestras acciones en el cuadro? ¿Qué es exactamente el hecho de que nuestro deseo intervenga en nuestra historia?

¿Porqué la Pintura es peligrosa?

La Pintura es peligrosa porque confunde al pintor, le confunde la vida y le cambia las edades a base de retroalimentar sus malentendidos; le insiste al que practica a ser como parece.