En su afán por reflejar en sus distintos espacios la creación contemporánea proveniente de cualquier lugar más allá de nuestras fronteras, el Centro de Arte Caja de Burgos no podía olvidarse de la importante actividad que genera en esa dirección un continente como el Iberoamericano y, muy especialmente, países como Cuba, lugar de nacimiento de Alex Arrecha, invitado a presentar sus creaciones en el nivel -1 del CAB.

Alex Arrechea no parece escapar de la tendencia a la preocupación por el devenir político y social que parece estar presente en muchos de los artistas plásticos que este país va proporcionando a la escena artística internacional, pero coincidimos con Dan Cameron cuando señala que no estamos hablando de un arte con un contenido literalmente político.

A la hora de contemplar sus obras, Alex Arrechea deja bastante espacio para la reflexión y la puesta en funcionamiento de nuestra imaginación. No hay pues una lectura evidente y manifiesta, de la que podría derivarse ese matiz claramente político. En el caso que nos atañe nuestra imaginación volará sobre un amplio conjunto de obras, mayoritariamente esculturas o artilugios, aunque también estén presentes otros métodos de trabajo con los que el autor plasma habitualmente sus ideas: fotografías, acuarelas, videoproyecciones...

Todas ellas hablan del poder, más bien del hecho de poseer 'todo, algo, nada', como reza el título de la exposición, y de la reflexión a la que esta frase nos aboca: todo lo que refiere a poder, a poderío, a fuerza, es mucho más frágil de lo que aparenta, por lo que en cualquier momento puede convertirse en todo lo contrario. Nada es lo que parece, podríamos aseverar. Antes bien, Alex Arrechea pone en entredicho el concepto de 'seguridad' que tanto anhelamos hoy en día, haciéndonos ver que hemos de aceptar la inseguridad como algo consustancial a nuestra propia esencia. Al fin y al cabo, como hemos dicho, todo puede cambiar.