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En la verde Asturias, próxima a la villa marinera de Cudillero, se levanta la magnífica posesión que mandara construir la familia Selgas en El Pito. Ubicada en un ameno parque de evocaciones estilísticas muy variadas, es conocida como La Quinta y en su interior se atesora la impresionante colección de arte reunida por sus antiguos moradores. Los responsables principales de esta particular 'cámara de las maravillas' que es el palacio asturiano, fueron los hermanos Ezequiel y Fortunato Selgas y Albuerne.
Ezequiel (1828-1909), enriquecido en los mercados financieros y en los negocios del ensanche madrileño, fue un apasionado coleccionista de todo tipo de obras de arte y antigüedades. Su colección comenzó a formarse a partir de 1860 y pronto alcanzó proporciones considerables. Las adquisiciones se iban destinando a embellecer su residencia particular en Madrid, convertida en un pequeño museo, pero también a decorar la casa de los Selgas en Asturias. Hacia 1880, el volumen creciente de este patrimonio artístico había llegado a tales proporciones, que los hermanos se plantearon la construcción de un nuevo conjunto residencial para reemplazar la antigua vivienda familiar de El Pito, ya claramente insuficiente. Junto a la necesidad de más espacio, estaba también la de crear una escenografía arquitectónica más acorde con la importancia de tal cúmulo de obras. Surge así el proyecto de La Quinta, que se hace realidad aproximadamente entre 1883 y 1890, según los diseños de Fortunato.
Si Ezequiel era el emprendedor y hábil negociante, Fortunato de Selgas (1839-1921) era el erudito e intelectual de espíritu refinado y enciclopédica formación. Apasionado de la Historia y la Arqueología, académico e investigador, cumplió el papel de asesor de su hermano y director artístico del 'espectáculo de cultura' en que se convirtió La Quinta.
En este marco arquitectónico, magnífica expresión del clasicismo ecléctico propio de la época, se conserva un excepcional muestrario de pintura, escultura y artes decorativas europeas de las mejores épocas. Como obras maestras sobresalientes podemos destacar, además de diversas tablas góticas, las pinturas de Luis de Morales, Luca Giordano, Corrado Giaquinto, El Greco y Goya, cuyo Anibal vencedor es posiblemente la pieza estrella de la colección. Mención aparte merece también el magnífico conjunto de tapicería que es el objeto de esta exposición, y al cual dedicamos una explicación monográfica en otro lugar.
Convertidos en espléndidos mecenas, los Selgas y Albuerne quisieron que este precioso legado redundara en beneficio de su comunidad y de la sociedad en general. Este deseo fue escrupulosamente cumplido por sus descendientes hasta concretarse en 1992 en la constitución de la Fundación Selgas-Fagalde, una iniciativa que fue posible gracias a la filantropía de las hermanas Carmen y Manuela Fagalde Herce. El principal fin de la institución asturiana es mantener unido y conservar este patrimonio único, orgullo del Principado.
La colección de tapices de la Fundación Selgas-Fagalde
La colección de tapices que llegaron a reunir los hermanos Selgas y Albuerne, está integrada por 17 paños flamencos pertenecientes a los siglos XVI y XVII. Su formación debió de producirse, según los archivos de la Fundación Selgas-Fagalde, hacia el último cuarto del siglo XIX. En este período se tienen documentadas por lo menos dos compras a anticuarios españoles, una de ellas a Antonio Castelló y la otra a Leoncio Bulves. Por la primera, realizada en 1878, se adquirieron dos tapices identificados como pertenecientes a la historia de José, y por la segunda, de 1889, los cuatro de la serie de Noé.
Algunos de los paños fueron enmarcados en las paredes del palacio, al estilo dieciochesco, para integrarse de esta manera en la decoración de las boiseries, pero otros se colgaron en un pabellón destinado a este fin que por eso se llamó el Pabellón de Tapices.
La construcción de un edificio pensado específicamente para tal función constituye un hecho posiblemente único en la arquitectura privada española del siglo XIX, y habla por sí mismo del aprecio que sentía la familia por la tapicería. En este marco arquitectónico han sido exhibidos desde entonces, y todavía continúan siéndolo hoy día, los nueve tapices que se presentan ahora en la exposición tras haber sido restaurados en la Real Fábrica de Tapices. Una vez acabados los trabajos de rehabilitación del Pabellón, volverán a lucir en su emplazamiento original.
Los otros ejemplares que el visitante puede admirar en las diversas estancias de La Quinta constituyen también un magnífico muestrario de la tapicería renacentista y barroca que por sí mismos ya justifican un viaje a Asturias.
La Fundación Selgas-Fagalde ha encargado el estudio de la colección a la especialista Margarita García Calvo, con el objeto de publicar un catálogo que es de inminente aparición.
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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