Al iniciar este breve texto lamentaba que no se pueda recrear la experiencia visual que supone una visita al estudio de Tom Gomes. Para el espectador quedaría mucho más claro lo que supone la intensidad y densidad creativa de su pintura. Mi amistad con él me lo ha permitido a lo largo de estos últimos años.
Hay términos que en la profesión artística, sobre todo en los discursos teóricos actuales, se van perdiendo rápidamente porque nos dicen que no son propios de nuestro tiempo y porque, parece ser, evocan épocas pasadas. Y de qué otra manera, me pregunto, puede uno expresarse al penetrar en las superficies pintadas por Tom Gomes. Me refiero a los impulsos emocionales, a la pasión subjetiva que incorpora a una mancha de color, a unas texturas guiadas por los impulsos táctiles de los dedos, todo ese pequeño combate que el pintor libra con la superficie del cuadro para...que la obra esté viva y transmita ese no se sabe bien qué de¡ proceso creativo. A Tom le interesa que las manchas expresen emociones, estados de ánimo, amor por la presencia limpia de los colores puros con los que poder escribir enigmáticos fragmentos de innegable carga poética. De repente surge el frenesí por comunicarse a través del color. La intuición siempre está ahí, cargada de energía, lista para dar con el camino incierto que le llevará a resolver el cuadro: capa sobre capa, mancha sobre mancha, con los tonos inadecuados que al final resultan ser los que dan sentido a toda la obra. Es la magia de la pintura, un 'sinsentido de otra época' que sigue teniendo plena vigencia como lo da a entender la fuerza sonora de estas contundentes abstracciones.
Imágenes de la Exposición
S.T. Óleolino 100x100 cm. 2010
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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