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Los trabajos de Miguel Angel Velit, en metal, muestran una extraña coherencia. Dejan ... ver cierto celo en el hecho de articular cada elemento en el todo, a manera de reciclaje de residuos de metal y, al parecer, también, en el hecho de componer distintas figuras, a veces, sin un significado claro pero, eso sí, con una atmósfera bien definida. Se podría decir, en un sentido clásico que se trata de un conjunto de esculturas, en el sentido de aparecer como un grupo de objetos, e invaden, mediante el uso de una escala superlativa, el espacio de exhibición.

En Mapas y Ecuaciones Matemáticas en el Espacio, Velit, asume que, al margen del éxito de algún un hecho 'objetual', lo suyo es menos un comportamiento expresivo y más un comportamiento lúdico y, a veces, también, especulativo. Así, por ejemplo, una forma estética semejante a la de un astrolabio, puede convivir con otra forma que reclama, esta sí, alguna versión de la intimidad, como una carta de amor Transformer N°1 o alguna otra cosa.

La exposición resulta consagrada a una aparición de lo escultórico, destinada, de alguna manera, al conflicto que coloca en el centro de sus reacciones a la importancia del 'objeto', con un buen acabado, y a alguna otra distancia respecto de las formas estéticas de lo contemporáneo como por ejemplo, la naturaleza conceptual del espacio que una escultura es capaz de tomar, casi sin darse cuenta. La mirada, entonces, especula con la fuerza del objeto, mientras el cuerpo pide cierta literalidad, es decir, elementos que ayudan a visualizar algunos temas recurrentes de esta poética. Seamos cómplices de este espíritu lúdico que, por causa de su innegable oficio, aporta a la mirada escultórica con una reflexión sobre la escala de los objetos, ayudándonos a señalar hacia lo nuevo y, mediante formas propias de especulación accede a alguna geometría, aún por distinguir.