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El IVAM presenta la exposición Without Time del artista italiano Claudio Zirotti, en una incisiva reflexión sobre el significado del tiempo, el ... recuerdo y la memoria. A través de 21 obras (polípticos, esculturas, cuaderno de notas y vídeos), Zirotti, ha querido unir una hipotética colección: Piedras y tiempo. Las piedras como objeto, el tiempo como concepto efímero. Así, las horas, los minutos y los segundos se mezclan con la materia inerte de la naturaleza en una muestra que reúne las últimas entregas plásticas de una trayectoria marcada por la experimentación.

Afincado en Valencia desde finales de los ochenta, utiliza en cada uno de sus trabajos un lenguaje pictórico diferente, una forma dispar, y temáticas diversas. Paisajes, retratos y composiciones geométricas, conviven con técnicas heterogéneas, ya que su capacidad creativa alineada a su faceta de publicitario sujeto a la realidad del momento, le estimula a ser un transeúnte de las formas.

Con motivo de la muestra se ha editado un catálogo que reproduce las obras expuestas e incluye textos de la directora del IVAM, Consuelo Císcar, y del comisario de la exposición, Fernando Castro Flórez.

Las 'mitologías personales' de Claudio Zirotti, (Módena, 1952) se encuentran en gran medida alejadas del actual panorama crítico e institucional. Su actitud plástica, ajena a las modas o a los discursos ortodoxos, es tan obsesiva como coherente; conocedor de 'lo que pasa' no quiere meramente contemporizar sino dar rienda suelta a un imaginario de plegamientos y retornos, donde la variación es el juego de la pequeña diferencia, de lo sutil que no deja de tener una presencia imponente.

La pintura de Zirotti introduce la escritura y la insistencia numérica del paso del tiempo; lo poético adquiere una dimensión reduccionista y concreta, como si los gestos y las condensaciones imaginarias fueran versos o, mejor, estancias, en un proceso evidentemente rítmico que nos permite tanto el reconocimiento cuanto la pérdida, el retorno y la disolución. Al instante, a los actos, a los recuerdos que como rocas almacenamos en nuestra mente, no se les puede despojar del tiempo, no se les puede arrebatar lo que son. Porque viven en nosotros, en nuestra conciencia.

Sus obras, con gran carga vital, traspasan lo epidérmico y nos interpelan directamente. No son narrativas, al contrario, son una suerte de secuencia de instantes o de presencias en las que el simbolismo movilizador es el tiempo que erosiona o, incluso, esculpe. Los 'recuerdos' pictóricos de Zirotti son intensamente abstractos sin perder por ello un ápice de su rotunda concreción. El impulso dominante no es melancólico sino vitalista, desbordante, como si conociera el secreto para escapar de la angustia de ese sin tiempo.

Con estos apuntes que va dejando por goteo en muchos de sus lienzos identificamos el deseo del artista por llegar a la esencia de los elementos que representa. Parece como si solo importase la cosa en sí misma, en la que quiere detenerse sin interrupciones, sin presiones de ningún tipo, sin ornamentos que la distorsionen. Quiere que entremos en un universo donde no importe la lógica, ni el tiempo, ni la medida... como escribe en sus lienzos. Nos invita a conectar con los elementos de la naturaleza, con sus formas íntegras y ordenadas.

Así, la naturaleza y el tiempo comparten protagonismo paradójico entre gestos verbales de comunicación interior y dispersión de las formas dibujadas. Tempus fugit es otra de las expresiones provenientes del mundo clásico convertidas en recurso literario desde donde el artista expresa su angustia porque el tiempo se escapa e invita al espectador a no perderlo.

Bajo estas aspiraciones poéticas, Claudio Zirotti ha encontrado un leit motiv en esta muestra donde el tiempo tiene siempre como aliado la inteligencia serena que se esconde en la naturaleza ya que ésta nos proporciona las semillas del conocimiento Estos grandes conceptos: tiempo, naturaleza e inteligencia son los grandes anclajes de los que él se sirve para edificar una nueva y eficaz arquitectura creativa en la que la plasticidad es la protagonista.

Claudio Zirotti, diplomado en el Liceo Artístico y en la Escuela de Publicidad de Roma, comienza su andadura profesional en los años 70, trabajando con Fellini en el periódico 'Marco Aurelio' en Roma. Del pintor romano, Umberto Casotti, aprendió la importancia de 'saber escuchar y mirar' y a él debe su pasión por el 'Art Brut'.

En 1975 se trasladaría a Brasil como director creativo publicitario. Allí, se unió al grupo de pintores más vanguardistas de la época. Entre ellos, Zirotti significa al escultor, dibujante y pintor, Siron Franco. Esta influencia se tradujo en un interés creciente por lo conceptual y social. Prolongó seis años su estancia en el país y desarrolló una pintura con gran fuerza expresiva. Aún hoy, sigue apasionado por el trabajo de este artista.

En 1981, vuelve a Italia, donde continúa su labor pictórica trabajando a la vez, como director creativo hasta que finalmente, en 1989 llega a Valencia (España), donde actualmente reside. Para Zirotti, cada trabajo es una nueva experiencia técnica y expresiva, un estímulo para continuar investigando. Siendo su obra inicial de carácter figurativo, en sus piezas más recientes evoluciona hasta el expresionismo abstracto con series inspiradas en vivencias autobiográficas y marcadas por la experimentación.