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La obra de Illán Argüello se basa en la arquitectura como elemento cotidiano de nuestro entorno, en donde se desarrolla el ochenta por ciento de nuestra actividad diaria. Su obra se caracteriza por una iconografía austera en la que destacan los elementos geométricos y los artefactos inverosímiles. A través de dichos iconos invita a reflexionar sobre cómo es posible conciliar el contexto arquitectónico, llevándonos a observar y a reelaborar nuestro entorno habitual, desnaturalizado y aséptico. Sus edificios y paisajes se convierten en referentes de limpieza cristalina, casi transparentes, en espacios que se configuran como ... una estepa de fondo infinitesimal. El artista lo concibe como una simultaneidad de estados de ánimo. En el proceso de la creación de una imagen, lo primero que pasa por la mente del pintor es fabricar una sensación que determine una totalidad atmosférica donde conecten varios planos, como se da en la métrica de un poema.

Posee obra, entre otras colecciones, en el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid, la Fundación Wellington, la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso, Valladolid, y en la Colección Unión Fenosa.