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Este año se cumple el centenario de la llegada del P. César Morán a Salamanca. En el colegio de Calatrava pasó, durante tres décadas, según confesión propia, los mejores años de su vida, enseñando francés y llevando a cabo numerosas investigaciones arqueológicas. Desde Calatrava, emblemático edificio de la ciudad, partió a sus viajes para llevar a cabo los estudios y el ... conocimiento de los primeros pobladores de las tierras salmantinas. Su buen hacer le dio prestigio y reconocimiento de universidades y academias científicas. Aquí recorrió, incansablemente, los caminos y escudriñó los rincones más apartados de nuestra geografía; nada le queda sin visitar y conocer. Descubre dólmenes, excava castros y forma dos importantes colecciones de arte popular y arqueología, que en la actualidad se encuentran en el Museo Nacional de Arqueología y en el Museo del Traje Español, y una parte considerable en el Museo de Salamanca. Hoy tenemos la oportunidad de ver algunas de sus piezas recogidas por él, las más relevantes, en esta exposición conmemorativa. El P. Morán fue un pionero de la ciencia arqueológica, y alguno de sus libros ha adquirido la categoría de clásico, como la Reseña Histórico de la Provincia de Salamanca. Nadie que se considere culto puede dejar de leerlo. Su lectura proporciona deleite y amplios conocimientos de todo lo nuestro.

Cuando en 1940 tiene que abandonar Salamanca, manifiesta con profundo dolor: «Después de 30 años de residencia en Salamanca, durante los cuales procuré ser un buen salmantino, sin nunca haberlo conseguido, dejo silenciosamente la ciudad del Tormes, ya que ella, presa de mi corazón, no quería dejarme». Y añadiría: «todos los lugares de la provincia me afluyen a la memoria y se agitan en mi interior. Somos viejos conocidos, y una honda simpatía nos liga con invisibles lazos».

El P. Morán pertenecía a la cepa agustiniana de figuras estelares, que pasaron por Salamanca dejando profunda huella de su sabiduría o santidad, como el maestro fray Luis de León; San Juan de Sahagún, Pacificador de los Bandos y Patrono de la ciudad, Santo Tomás Villanueva, conocido como el «Padre de los pobres»; San Alonso de Orozco, predicador y consejero de Felipe II; el P. Cámara, el más fecundo del episcopologio salmantino, y, con ellos el P. Morán Bardón y tantos otros. Todos honraron la Orden de San Agustín a la que pertenecían y a este lugar en que moraron. Todos nos dejaron sus enseñanzas no sólo en su vida ejemplar, sino en sus libros y artículos.

La Diputación que presido ha creído llegado el momento de demostrarle, con una exposición y diversas publicaciones, nuestro agradecimiento a este fraile agustino, que tanto hizo por desentrañar los pasos de nuestros remotos antepasados, y dar a conocer su vida y su obra, al mismo tiempo, a los salmantinos y, de manera especial, a la juventud, para que su ejemplo no se extinga.