Mateo Maté parte del proyecto mostrado recientemente en el CAB de Burgos para articular "Thanksgiving Turkey" en torno a dos bloques de obras que, aunque animadas por el mismo espíritu ("Con mi trabajo trato de desentrañar el mundo y la sociedad que nos rodea"), presentan aspectos formales claramente diferenciados. Por un lado la serie "Paisajes uniformados" recompone obras artísticas originales con las texturas de los uniformes de los diferentes ejércitos del mundo. Siendo el camuflaje la expresión máxima del arte del engaño y conocido desde la antigüedad, no es hasta 1914 cuando el francés Louis Guingot realiza el primer diseño que se utiliza para disimular la artillería y las instalaciones de tierra. Inmediatamente todos los ejércitos occidentales integran en sus unidades a cientos de artistas que aplican los descubrimientos de preimpresionistas e impresionistas en cuanto a lenguaje e iconografía se refiere para reinterpretar todos los elementos naturales como manchas y ... colores a la manera en que la retina humana los percibe en un golpe de vista. Así el lenguaje plástico de los impresionistas se convierte en un arma. Durante la II Guerra Mundial, Jacques Villon, Franz Marc, Arshile Gorky, Elsworth Kelly y muchos otros entregan al ejército los códigos visuales para que los uniformes pasen a imitar el entorno natural en el que se mueven. Lo que hace ahora Mateo Maté es, según sus propias palabras "devolver al arte lo que la guerra le ha robado" Así, las texturas, los tipos de vegetación o los fenómenos climáticos que definen cada paisaje se codifican desde uniformes que asimilamos a algún ejército del planeta como si de una paleta de colores se tratase.

Por otra parte, la instalación "Thanksgiving Turkey", reproducción de un peculiar salón militarmente domesticado muestra como el concepto de camuflaje se ha incorporado a casi todas las actividades sociales de nuestra época. Con perversa ironía y un ácido sentido del humor, muebles y objetos se visten de verdes y ocres para permitirnos asistir a una intensa arenga del General Patton a sus soldados. El tema de la misma es lo que da título a la exposición. Una vez más, el artista pone el acento en lo que él considera una proclividad generalizada en nuestra sociedad hacia el sometimiento de nuestras libertades. La publicidad y el marketing han adquirido un poder incontrolable mediante la conversión de los objetos en sueños. Las marcas, la cirugía estética, Photoshop… han convertido nuestro entorno en un parque temático en el que los objetos, los cuerpos y los mensajes son falsos. La sacralización de la estética militar se debe, en gran parte, a la descontextualización del camuflaje. Lo perverso, en este caso, es que dicha descontextualización no persigue objetivos artísticos.