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El proyecto The End of Cathedrals explora territorios intermedios, inhóspitos, y se articula a través del seguimiento abierto de una masa glaciar Sermeq Kujalleq (Groenlandia), el más activo y productivo del Hemisferio Norte, de una manera ordenada y sistemática, (registrando datos, altitud, latitud, longitud, hora,...), con esa idea del movimiento como lectura del paisaje, con la idea de metaforizar una dicotomía entre control y caos.

La universalidad del mensaje, que nos remite directamente a las grandes problemáticas contemporáneas vinculadas con el deterioro medio ambiental, nos hace pensar en la idea del pasado no como pasado sino como futuro, la idea de destrucción (de ruinas) como sugiere Smithson. Un paisaje donde observamos ... un sentido trascendental del ciclo de la vida y la muerte. El tiempo es la esencia de estas imágenes, se construyen en el tiempo y dependen de él. No son importantes las cuestiones formales sino el nivel de simbolismo que subyace a la obra. Existe una visión basada en el silencio, con un diálogo sobre otras disciplinas como la percepción, el cambio de escala y el lugar que el sujeto tiene en la naturaleza y en la contemplación.

La exploración comienza con una imagen más topográfica, pensando el territorio como mapa, como texto hasta que finalmente se invisibiliza. Me interesan las relaciones matéricas y lumínicas ( capturas en horas en las que la luz genera confusión). Existe esa idea de cantar el territorio (idea poética). La exploración del territorio encierra un discurso sobre la representación a partir de la idea de imagen frágil, pictórica y realista. Es una representación del espacio a través de elementos que lo obstruyen.

Existe un interés por la mirada documental, una reflexión en torno de cómo la mirada documental genera una posición ante el mundo, reflexionando en torno a un posible lenguaje transparente, como si el mundo se pudiese escribir.

La fotografía se contempla como algo que va más allá de nosotros, que tiene un horizonte. Experimentar el camino a través del caminar, con la idea de pasear el territorio como una manera de determinar una construcción mental del territorio, una transformación mental del territorio.

Son fotografías silenciosas. Como decía Roland Barthes, 'no es cuestión de discreción sino de música'. Hay que escuchar las fotografías más que mirarlas. Para que haya un diálogo entre los elementos conscientes e inconscientes, entre lo racional y lo intuitivo. Entonces se crea un diálogo de mucha horizontalidad.

La fotografía es un medio de conocimiento, un vehículo semántico fundamental, que permite la apreciación, ser espectador, y la construcción, ser autor. Toda observación contiene al observador, es decir no hay una observación al margen del fotógrafo. Tal como afirma Victor Erice: Ver es dejarse ver.