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Hay un mundo afuera.

La economía de la casa saca el desperdicio afuera. Todo deseo consumado, redunda en desperdicios. No sólo los genera, el deseo mismo deviene un deshecho inanimado, muerto y momificado. Hay que comprar algo nuevo y leer una novedad, novísima o antiquísima: ¡Pero traigan aquí mismo una novedad!

Sin embargo la casa está superpoblada de deseos gastados y ajados. Por eso, ¡compremos ya mismo otra nueva novedad!

La tecnología que rige los cuerpos del presente hace que la rueda gire cada vez más espectacularmente, más aceitada y con luces de neón potenciadamente estupefacientes. El progreso inventó pasados cada ... vez más recientes y la fuerza centrífuga de la rueda despilfarra entonces cada vez más y más desperdicios.

Como sea, Emilia tiene algo que decirnos. Emilia descubrió la máquina del deseo y va a sorprendernos nuevamente.