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Si en un catálogo imaginario del 'arte modesto' pudiéramos incluir los souvenirs que los intelectuales europeos adquirían al realizar el Grand Tour, deberíamos reservar un capítulo para los coleccionados por aquellos que desviaron su ruta hacia España. Con la llegada del Romanticismo, estos viajeros, principalmente franceses e ingleses, en su camino hacia el norte de África, buscando unos valores primitivos, que pensaban auténticos ... y ya desaparecidos de la civilizada Europa, terminarían descubriendo en España un Oriente a corta distancia. De su relato nos queda un territorio ideal, poblado de personajes y costumbres que, pasado el tiempo, se populizarán hasta convertirse en clichés duraderos. En el juego retórico de su representación, Andalucía asumirá la imagen de España entera, del mismo modo que Sevilla pasa a ofrecer el escenario capital de ese mundo del Sur entonces 'descubierto'. Mucho se ha escrito sobre la imagen de Sevilla, la ciudad en la que lo mudéjar se traviste de barroco, o viceversa. Una ciudad que pasó de ser un centro de importancia mundial, durante los años que siguieron al descubrimiento de América, a vivir la decadencia de aquellos lugares que añoran su pasado hasta el punto de quedar atrapados en él. A pesar de ello, en los últimos 500 años, Sevilla no ha dejado de figurar como el principal foco de actividad artística en el sur de España. Pero probablemente, nunca hubo una producción artística que tuviera tanta proyección fuera de sus fronteras como la que desarrolló, durante el siglo XIX, la escuela costumbrista sevillana, que, a fin de cuentas, retrataba aquello que se esperaba de nosotros. En el siglo XX, los tímidos intentos de renovación no consiguieron superar los estereotipos heredados de la escuela costumbrista del diecinueve, más bien al contrario resurgieron durante los años treinta, y más tarde fueron mantenidos en el aislamiento impuesto por la dictadura franquista. No será hasta finales de los años 70 y durante los 80, coincidiendo con el fin de la dictadura y comienzos de la democracia, cuando la escena artística de la ciudad empiece más vivamente a tratar de sacudirse esos clichés. Es, precisamente, en este punto donde se sitúa la mirada de esta exposición.
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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