El miércoles arranca ARCOmadrid 09 con India como país invitado. Tendiendo en cuenta el complejo momento actual de ARCOmadrid y las ferias en general a nivel mundial, ARTEINFORMADO ha considerado oportuno analizar la situación con Paco Barragán, autor de "La era de las ferias/The Art Fair Age" (CHARTA), un libro precursor en el que ofrece, entre otros, un análisis de las ferias como Centros Urbanos de Entretenimiento (CUE), el desplazamiento de la bienal por parte de la feria como evento cultural, la cada vez mayor implicación del curador y el imparable y polémico papel del coleccionista en el mundo del arte. Aparte del enfoque teórico del libro, también encontramos en él muchos casos eminentemente prácticos debido a la experiencia de Barragán en estos pasados años con el mundo de las ferias en su calidad de director artístico de CIRCA Puerto Rico y presidente del comité de selección de PhotoMiami.

AI-¿Crees que el sistema ferial ha sustituido en los últimos años al sistema de bienales? ¿Podrías razonarlo?

PB- Sé que dicho así suena osado o irreverente. El hecho es que si los años 90 fueron la "era de las bienales", el advenimiento del nuevo siglo bien puede calificarse como la "era de las ferias". Aquí, lógicamente, confluyen elementos de orden económico -globalización, acceso a viajes más baratos, surgimiento de nuevos grupos como hedge funds y nuevos ricos de economías pujantes como China, India, Rusia etc. que se interesan por el arte, la consideración del arte como valor de inversión a la hora de diversificar un cartera-, psicológico -un capitalismo de ficción que vende experiencias al ciudadano y un amante del arte que ya no quiere asumir un papel pasivo-, y sociológico -el arte entendido como herramienta capaz de generar "capital social", esto es, reconocimiento y prestigio sociales, lo que hace que muchas personas ajenas al sector se hayan convertido en coleccionistas de nuevo cuño-. Todo ello explica el auge de las ferias, unido al hecho de que la feria ofrece un acceso al arte más democrático y más anónimo.

En lo que respecta a las bienales hemos asistido durante estos últimos decenios a una repetición banal de artistas y curadores de puente aéreo sin ningún tipo de investigación de campo; una instrumentalización burda por parte de políticos locales -Bienal de Valencia, Bienal de la Habana o Bienal de Johannesburgo-; una copia manierista de formatos alejados del contexto cultural y necesidades locales en busca de la legitimación del mainstream -Bienal de Kwangju, Yokohama, Sydney ?-. Todo ello da una buena imagen de por qué algunas bienales han desaparecido -como la Bienal de Melbourne o la de Valencia-, ya no sean tan importantes -Bienal de Santa Fé- o estén fuertemente cuestionadas, como la Bienal de Sao Paulo. ¡Y no olvidemos que Robert Storr, a quien le gusta lo grotesco, tuvo la no menos grotesca idea de convertir la pasada Bienal de Venecia en un salón decimonónico!

Además, ¿existe alguna diferencia entre una feria y la Bienal de Venecia cuando todo está vendido de antemano y depende de la generosidad y entente cordiale entre las grandes galerías y los grandes coleccionistas?

Karaoke ferial

AI- En los últimos meses no dejan de caerse algunas de las ferias internacionales importantes, ¿puedes decirnos cuántas ferias de arte contemporáneo se celebraron en 2008 en el mundo y cuántas esperas que permanezcan en 2010? ¿Por qué?

PB- No sé exactamente cuántas ferias hay en el mundo. Me parece que hay entre 250 a 300. ¡Lo que indica claramente la magnitud y exceso del fenómeno!
Aquí también hemos asistido a un curioso karaoke o imitación irracional: muchos políticos y ciudades han pensado que para situarse en el mapa global a principios del siglo XXI y atraer turismo e ingresos de calidad se necesitaba una feria de arte.

Por el bien de las ferias espero que la mayoría desaparezcan. ¡En Miami hubo este año la locura de 29 ferias paralelas! Lo único que han conseguido con ello es deteriorar una ciudad que era ejemplar, divertida y que ofrecía diferentes ferias paralelas coincidiendo con Art Basel Miami Beach (ABMB). Ahora ya muchos coleccionistas importantes están empezando a huir de allí. Pero la crisis es buena para devolver el arte a su estado normal y alejar esas especulaciones sin sentido. ¡Fíjese que a día de hoy el Sr. Deitch pide 250.000 dólares por un cuadro de Kehinde Wiley! Me parece sencillamente un abuso.
Entonces, necesitamos un retorno a la normalidad y a la sensatez. El problema del mundo del arte es otro, pues se traduce en una falta por un lado, de transparencia, y, por otro, de un mercado insuficientemente desarrollado que carece de un número adecuado de coleccionistas que puedan absorber toda esa capacidad de creación artística, que año tras año sigue creciendo.

AI- ¿Cuáles esperas que sean las líneas de evolución básicas de las ferias de arte en los próximos años (más temáticas...)?

PB- Creo que sobrevivirán 2 o 3 grandes ferias tipo Art Basel , Art Basel Miami Beach (ABMB) y Frieze y luego existirá toda una serie de ferias pequeñas (entre 40 y 70 galerías) muy posicionadas y con una oferta no generalista, pero muy concreta a la manera de VOLTA, Liste, NADA? Es decir, lugares donde hay un tipo de arte muy especializado -arte experimental o aún no establecido o arte chino, arte de los países del este, caribeño?- que ofrecen un ambiente más íntimo y capaz de generar un networking más efectivo entre, por ejemplo, galeristas, curadores, artistas o directores de museo, alejado de esos grandes y apabullantes macro-eventos tipo ARCOmadrid.

La feria como experiencia

AI- Respecto a España, ¿cómo explicarías el papel de ARCOmadrid en el mundo artístico español y su resistencia a aceptar compañeros de viaje que apoyen al mercado -si es que existe-?

PB- ARCOmadrid ha sido la precursora del sistema ferial mundial actual de la feria como experiencia y Centro Urbano de Entretenimiento (CUE): la visita a la feria se convierte en una experiencia que posibilita no sólo ver arte, sino asistir a fiestas, conferencias, performances, after-parties, cócteles? Además, ARCOmadrid siempre fue mucho más que una feria dado que se erigió desde el principio y por falta de coleccionistas en un evento cultural que acercó el arte contemporáneo a España; de ahí que siga teniendo unas cifras de visitantes que sobrepasan con facilidad los 200.000 visitantes, cuando ABMB apenas llega, si no me equivoco, a los 40.000.

Dicho esto, he de señalar que no se entiende muy bien que ARCOmadrid demuestre esa "falta de compañerismo" con ferias como Art Madrid o Scope, lo que sólo indicaría una falta de seguridad en sí misma. Para el amante al arte sería mucho más atractivo poder visitar además de ARCOmadrid otras ferias paralelas de calidad, y, más importante aún, ARCOmadrid se quitaría de esa manera mucha presión de encima. Esto ya lo dejó meridianamente dicho Sam Keller cuando surgieron otras ferias paralelas en Basilea como VOLTA show o Balelatina: las galerías pueden acceder a otras ferias ya que Art Basel no puede admitir a tantas. Hoy por hoy Art Madrid no es muy atractiva porque hace gala de una calidad demasiado irregular, y ahí hay un serio problema porque para un número importante de galerías interesantes que no pueden acceder a ARCO, que de por sí está demasiado masificada, la perspectiva de participar en Art Madrid no es una opción válida. Por otro lado, y a diferencia de la mayoría de las ferias en el mundo, ARCOmadrid tiene un mercado cautivo: los coleccionistas privados y corporativos y los museos compran en ARCOmadrid de manera fiel año tras año, lo cual no ocurre en otros países.

AI- ¿Será ARCOmadrid una de las ferias relevantes del contexto internacional a medio plazo, como se ha buscado en los últimos años?

PB- Rosina Gómez Baeza tuvo un modelo de gestión polémico y demasiado personalista, pero hay que reconocer que ella llevó a ARCOmadrid a ser lo que es hoy, y, haciendo un ejercicio de sinceridad, también es justo admitir que su modelo de feria ha sido después copiado por todas las ferias del mundo, desde ABMB hasta Frieze. El problema es que si bien ese modelo tenía y tiene mucha capacidad de crecimiento para otras ferias -al fin y al cabo enlaza perfectamente con la filosofía de la "economía de la experiencia" del capitalismo actual-, para ARCOmadrid ya hace algunos años que ha llegado a un punto de agotamiento y necesitaba un cambio de rumbo.

Hoy por hoy el problema se reduce a que ARCOmadrid no tiene un posicionamiento claro. Antes era consideraba la gran feria del arte latinoamericano, pero ese posicionamiento lo perdió a manos de ABMB. ¿Ahora qué tipo de feria es? ¿Qué galerías extranjeras importantes vienen? Las que no entran en Basel o Frieze, o vienen a ARCOmadrid con obra de inferior categoría como ha ocurrido con Lelong o Yvonne Lambert? En estos momentos ARCOmadrid es una feria sin personalidad definida, con un exceso de galerías, donde cada año persiste un imparable abandono de galerías importantes. ¡Y una feria no es sólo lo que se ve, sino también, y más importante aún, las galerías que repiten!

Siempre se pueden buscar mercados nuevos y galerías nuevas, pero da una imagen de improvisación e inconsistencia que a la larga debilita la imagen de la feria. Creo que sería importante que ARCO analizara qué causas motivan esos abandonos y qué se puede hacer para que las galerías extranjeras interesantes repitan; ahí está, por ejemplo, el descontento de muchas de las galerías asiáticas el año pasado que ya no han regresado o galerías más jóvenes de indudable calidad como la berlinesa Jan Wentrup.

Entonces, es importante definir la filosofía de base: ¿qué tipo de galerías necesita ARCOmadrid? ¿Es imprescindible que White Cube esté en ARCOmadrid o se necesita otro tipo de perfil de galería a fin de crear una identidad propia? ¿Está ARCOmadrid adecuadamente dimensionada? ¿Por qué no les resulta atractivo a los grandes coleccionistas tipo Rubell y Saatchi venir a ARCOmadrid? Seguro que hay contestaciones a estas preguntas.

Entonces, y contestando a tu pregunta, si la estrategia de la feria no cambia, ARCOmadrid será una feria importante para España pero no determinante a nivel internacional. Soy consciente de que hay muchos intereses en juego y que hay muchos grupos de poder, pero hay ciertas decisiones que no permiten más demora que conducen a lo mismo: ¡ARCOmadrid necesita un profundo cambio de filosofía! Y obviamente no se podrá contentar a todos.

Comités de selección sin galeristas

AI- Hablando de los grupos de poder, ¿qué opinas de las polémicas en torno al comité de selección de ARCO que año tras año se repiten?

PB- Sinceramente creo que es algo muy problemático y que sólo suscita polémicas. En este sentido, me gustaría citar a Amanda Coulson, la directora del VOLTA Show cuando pregunta si "Audi es quien decide si a Ford le dan un pabellón en la feria del automóvil". Durante 40 años, el comité de selección de una feria ha estado formado por galerías que no han sido lo suficientemente desinteresadas ni lo suficientemente transparentes como para hacer un buen uso de ese poder de inclusión o exclusión. A fin de evitar este tipo de situaciones, propondría un comité de selección plural formado por críticos de arte, comisarios y directores de museos, lo que avalaría un cierto sentido de transparencia. VOLTA Show tiene cada año a 5 curadores diferentes en el comité, y cada vez hay más curadores en comités de selección de ferias. Es una manera práctica y profesional de evitar polémicas estériles.

AI- Para terminar, ¿qué opinión te merece la presencia India en ARCOmadrid?

PB- Entiendo que el mercado del arte necesite cada vez productos nuevos, y, en particular, exóticos. Conviene preguntarnos si ARCOmadrid es el foro adecuado para dar expresión a estas manifestaciones artísticas, pues sinceramente creo que hay otras plataformas de significación más apropiadas. En segundo lugar, también hay que preguntarse si en pleno siglo XXI el discurso artístico contemporáneo ha de ser abordado desde perspectivas geográficas y nacionalistas cuando hoy día los artistas, al igual que los discursos, son nómadas y están inmersos en temáticas de alcance global. Cuando se enfoca el arte desde perspectivas nacionalistas se corre el riesgo de caer en el cliché, pues la nacionalidad como concepto se ha vuelto muy escurridiza. ¡Estoy seguro de que hay otras maneras más indicadas de mostrar y dar cabida a nuevas o desconocidas manifestaciones artísticas!