Pese a su reconocida necesidad, los participantes del debate planteado esta semana por ARTEINFORMADO en su página de facebook vienen a concluir en la extrema dificultad para configurar equipos en el mundo del arte, tanto entre artistas como en una anhelada combinación entre artistas, galeristas, críticos-comisarios, centros de arte y coleccionistas.

El fotógrafo madrileño Hernesto Conhache empieza reconociendo que "somos una suma de individualidades,... además, muchos aspectos de la creación llevan implícitos la introspección y sólo la publicación/exhibición y puesta en común acerca la mirada del otro. El arte está politizado (también hay bandos), se produce en masa y en grandes cantidades (a causa de la globalización y sin entrar a criticar la calidad de lo que se crea). El artista hoy en día es él y el espacio que ocupa su burbuja". "Visualmente -concluye- se me viene a la cabeza una piscina llena de bolas, todas luchando por llegar arriba y así poder estar más disponible para que alguien la coja y juegue con ella".

Las mismas dificultades observa el alicantino Miguel Peidro al decir que "es dificil ser un colectivo en este oficio,... rivalidades, prepotencias, críticos interesados y nada imparciales hacen que el artista siga su camino sólo y... (si es posible) sin dejar huellas para que nadie pueda seguirle". O Encarnación Domingo que reconoce que "es difícil formar un equipo en este colectivo, empezando por el desprecio que tienen algunos artistas por el trabajo que realizan otros, porque dista mucho de lo que ellos crean, por la envidia que se produce entre ellos,... por los intereses de las galerías de arte que sólo buscan su propio beneficio,... por los centros de arte y casas de cultura, en los que, a partir de una determinada edad, no puedes realizar exposiciones, pues consideran que eres demasiado mayor, sin valorar la obra,... por los críticos de arte, que algunos -no todos- se rigen por la moda del momento, sin investigar la trayectoria y el trabajo de muchos de nosotros."

"Somos una suma de individualismo" insiste Xan Medina: "creo que es muy dificil organizar un equipo de arte español, primero por los egos encontrados, segundo porque en un equipo de futbol juegan todos para una misma causa, y en nuestro trabajo eso es imposible. Vivo entre Berlin y Barcelona, conozco a mucho artistas allí, y todos estamos en los nuestro". El argentino Miguel Ronsino justifica la situación diciendo que "es imposible en este momento pensarnos como equipo dado que en esta parte del globo venimos construyendo cultura desde hace 500 años basados en la idea del ''don'' y del ''genio'' de los y las artistas y en torno a eso se erigió nuestro mercado, un mercado -hay que decirlo- desbocado y caprichoso a estas alturas". Un pesimismo al que se apunta la peurana afincada en Madrid, Francesca Roncagliolo, al señalar que "lamentablemente los intereses y perspectivas entre las distintas partes que forman el ''medio artístico'' son muy distintas y en algunos casos incluso opuestas: usualmente lo que le interesa al galerista no es lo que le ineteresa al artista o al curador o al museo... cada uno tira del carro hacía su propia realización y éso lo único que consigue es una ruptura entre todas las partes".

Hay también quien no lo ve tan negativo, como María Luisa Savirón Cuartango, que recuerda que "un artista individual, o individualista si se quiere, tendrá siempre su propio sitio, lo que no es baladí,... la posibilidad de jugar a tu antojo y con tus propias reglas no es en absoluto desdeñable". Una postura resignada y no demasiado compartida, como señala la coruñesa Rosa Guisan, quien, tras recordar que "para formar un buen equipo hace falta un buen director, que sepa limar asperezar, descubrir y potenciar lo mejor de los demás", certifica que "eso no existe entre los artistas y no será por que no se han intentado crear grupos, colectivos y asociaciones... y siempre acaban igual, como el rosario de la Aurora. Son celos, deseos de imponer su criterio, narcisismo y ambición".

Por último, desde París, Gregorio Fernández apunta la necesidad de desarrollar "la planificación a medio/largo plazo de una verdedera política cultural que haga florecer un fuerte tejido artístico. Dejando de lado la política interior, por la complejidad de administraciones que intervienen en su desarrollo (nacionales, autonómicas y locales), me gustaría inicidir en la política exterior, a mi juicio claramente deficiente. Creo necesaria el desarrollo de una política unitaria y no la superposición de distintas medidas puntuales y proyectos aislados, que no reportan nada a la promoción de la cultura española, ni a la marca España en el exterior". Y concluye: "Observo casi a diario que países que en teoría tienen menor peso específico en política, economía o cultura, poseen sin embargo, una política cultural mucho más unitaria y activa en el extranjero. En algunas ciudades como París o Londres, lugares donde tendríamos que tener una gran actividad, nuestro papel es práticamente nulo. En gran parte el problema es un vicio oculto, de origen, ya que son fruto de las luchas fratricidas entre el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Exteriores. A ésto habría que añadir las luchas entre las taifas de los diversos organismos: SEACEX, SECC, SEEI, ICAA, AECID, Cervantes... auténtico coto privado de artistas, artistazos y artistillas afines al régimen o poder local,... paraje frecuente de moneda de cambio de carácter político o puramente comercial: suculentas comisiones para comisarios, artistas, producción,... ¡España en estado puro!". ARTEINFORMADO