ANIMAL MIRROR.
PABLO CAPITÁN DEL RÍO/EDUARDO HURTADO
Animal como metáfora. Animal como estado. Animal como idea. Animal como imagen. Animal como cuerpo. Animal como ser. Espejo animal.
En los últimos tiempos, desde ámbitos que van desde la filosofía a la antropología, pasando por la lingüística, la historia y los estudios literarios, han sido muchos los agentes encargados de ir configurando un giro animal que redefine y reordena el enorme caudal de pensamiento en torno a la animalidad, “cuestionando por un lado la existencia de una línea divisoria única e inmóvil entre el territorio de lo humano y lo animal; y, por otro, de la idea de simetría entre ambos términos; dos cuestiones íntimamente ligadas entre sí y cruciales para la construcción de una relación metafórica” (Yelin, Julieta. El giro animal, 2011).
Más allá de la diferenciación de las nociones en torno a lo humano y lo animal, este giro se...fundamenta en torno a aquellas que las ponen en contacto, es decir, los modos simbólicos que permiten pensarnos como las dos caras de una misma moneda. Un reflejo en el espejo. Animal nitrate in mind.
Como señalaba Derrida en “El animal que luego estoy si(gui)endo”, no se trata de ignorar o borrar todo lo que separa a los hombres de los otros animales y de reconstruir un único gran conjunto, un gran árbol genealógico homogéneo y continuo, sino de tener en cuenta una multiplicidad de límites y de estructuras heterogéneas”.
Los trabajos de Pablo Capitán del Río y Eduardo Hurtado, abordan esta cuestión de la animalidad, desde la etología y la metáfora, del símbolo y la escritura, ampliando estos límites para generar nuevos efectos que nos ayudan a reconstruir esas figuraciones de una interioridad animal.
Desde los escritos en torno a los que se construye el texto para performativizar “La conducta de los animales” (2017) de Eduardo Hurtado, hasta las “Trampas de equilibrio” (2017) de Pablo Capitán del Río, asistimos a una puesta en escena de ese devenir-animal del que nos hablaban Deleuze y Guattari, un juego discontinuo de umbrales y vibraciones, un circuito de estados que forman un devenir mutuo. “Ya no hay ni hombre, ni animal, ya que cada uno desterritorializa al otro, en una conjunción de flujos, en un continuo de intensidades reversible”. Un espejo animal.
Entrada actualizada el el 18 sep de 2018
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