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No son cursos de introducción al arte porque no tiene sentido acercarse al arte como si fuera un ente preciso y con una historia consensuada. Para navegar unos códigos artísticos a veces obstinadamente herméticos, no basta con prestar atención a los cánones establecidos; también es útil echar un vistazo a los debates que han servido para mantenerlos en continua revisión. A lo largo de la serie, varias personas narrarán su versión del arte contemporáneo, exponiendo sus razones para decantarse por una forma determinada de construir la historia. Aunque cada curso será autosuficiente, seguir la serie servirá para enriquecer y matizar posturas.

Dirigido por Valentín Roma, el primer «relato» llevará el título Cinco preguntas para una supuesta agonía del arte, inspirado en el libelo El complot del ... arte de Jean Baudrillard de 1996, que podría considerarse como la certificación notarial de que el arte contemporáneo entraba en un nuevo ismo: el agonismo. El texto fijaba los márgenes del recién creado movimiento, mostrando que el proyecto artístico radical de las vanguardias se había pervertido. El arte se encaminaba hacia su desaparición definitiva.

Nadie quedaba exento de responsabilidad: ni los artistas contemporáneos, apelotonados alrededor de la superficialidad; ni los museos, excluyentes y herméticos; ni los comisarios, una secta críptica; ni la crítica, perezosa y vacua; ni, por último, los espectadores, pasivos e incluso cómplices del proceso de degradación.

Desde entonces han pasado quince años; pero con una frecuencia regular han ido surgiendo textos que amplificaban esta narración agónica de lo estético. En las antípodas de este discurso, desde el territorio de los artistas, los museos, los comisarios, la crítica y la audiencia han surgido también un buen número de reacciones, casi todas ellas avergonzadas y reivindicativas. Conviene oír qué nos está diciendo esta voz.

Este curso constituye un relato que tratará de hilvanar cinco preguntas alrededor de un conjunto de textos considerados «reaccionarios», los cuales conforman el último proyecto de inmolación del arte, acaso el epílogo de un modo de narrar la estética basada en el heroísmo del artista y en la capacidad del arte para restituir lo que fragmenta lo real.