Esta exposición de Luís Pérez Minguez tiene para mi un sentido tan profundo, es tan fuerte su contenido, que no he podido abordarla hasta hoy a pesar de los años transcurridos desde la desaparición de Gabriel. Sin embargo deseaba encarar el trabajo del artista amigo porque considero un privilegio que este rostro tan querido para nosotros inspirara a Luís un trabajo de investigación en el color, dobles perfiles, cortes que reinventan la expresión, el ojo que acerca o fija la mirada.

Transcurrido el tiempo del gran dolor, aprendí a nadar, a flotar sobre el abismo de la muerte, y me sujeté a la vida con una cuerda que tiene muchos nombres y yo la llamo alegría.

De común acuerdo con Luís Pérez Minguez, organizamos esta exposición a modo de celebración del doble misterio, las dos ... dimensiones, Vida e Infinito, Juventud y Arte.

El joven Gabriel enamorado salvador de la naturaleza que él ya entonces sabía amenazada, pacifista, objetor de conciencia, montañero, juglar y aprendiz de aventuras, amor del hijo, hermano buen amigo. Un día descubrí que me había dejado en herencia su entusiasmo y fuerza vital.

Al Arte nuestro agradecimiento por haber conocido a los grandes creadores del siglo XX. Ellos han sido maestros para nosotros, no solo de la pintura y escultura, sino maestros de vida, porque ampliaron nuestra percepción sensible, humana, política, filosófica.

Nos faltan Manolo Millares y Alberto Greco. Desaparecieron antes de que Luís pudiera fotografiarlos.

Jorge Oteiza, lo conocí en Irún cuando fui secretaria del Cine Club, colaboradora de la Revista Oral AYA, creada por mi hermano Jesús, que organizó en el Txingudi una inolvidable conferencia de Jorge sobre el arte abstracto. Se acababa de instalar en Irún después de recibir el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Sao Paulo. Tuvimos varios encuentros en Madrid y en su caserío de Alzuza. ¡Cuanto me he reído con él¡ Era tremendo. Deslumbrante en la palabra. Riguroso y parco en la forma. Manuel Viola que inspiró nuestra exposición “Desde Goya hasta mañana” nos visitaba con frecuencia. Contaba historias vividas en París con personajes de leyenda. Vitalista, el éxito que tenia entonces no le impedía ser cercano, le gustaba ayudar.

Fue Gerardo Rueda el primero (del Grupo llamado luego de Cuenca) que asomó por Edurne de Villanueva 23. Expuso su “Trayectoria” con nosotros y en varias colectivas. Artista exquisito, observador, buena persona, modesto, y muy fino en sus juicios, interesado por lo joven, ponderativo. Nos trajo a Fernando Zóbel y pronto creció nuestra admiración por este al ver su colección, la creación del Museo, la envergadura del personaje nos ha dejado huella. Le dedicamos un periódico a propósito de lo “Formal del Informalismo”. Era elegante, refiado, generoso y de gran visión. Enaltecía a todos, sabía admirar a los demás. Hacía el bien en silencio.

Antonio Saura, con su presencia electrizaba el ambiente, él era espectáculo y lo sabia, reservado, sabia de estrategia, no llegué a conocerlo bien, pero admiramos su pintura. Su gesto es magnífico.

La fuerza creadora era en todos una constante.

Manolo Rivera conversador y extrovertido, entusiasta, muy simpático, el mago prodigioso con los espejos de alambre. Siempre con Mari, su mujer. Eusebio Sempere, el monje que trazaba líneas delicadas y pacientes. Recuerdo un viaje en coche con él a Cuenca, nos parábamos a coger amapolas y azulinas. Nos extasiábamos ante su obra. Era encantador. Su exposición de 1974 creo un oratorio en la galería.

Manuel Mompó, otro encantador de serpientes con historias divertidas, admirábamos enseguida sus formas saltarinas de colores alegres. A José Guerrero que venía de los Estados Unidos con fama ya ganada nos pareció un coloso del color y rotundidad en sus contrastes y dimensiones de formas y formatos. Cesar Manrique. Fue su inauguración de la transformación de Lanzarote la que me ayudó a centrar el personaje. También me impresiono la admiración que despertaba en sus colaboradores de la Isla. Era un autentico mago. Amadeo Gabino, Pablo Serrano, Eduardo Chillida. Tres escultores de distinto signo. Tres colosos. Con Amadeo tuvimos contacto hasta poco antes de su desaparición, tuvimos un proyecto que no cuajó, nos queda su querida Enke. Divertido y encantador. Pablo Serrano nos propuso hacer un museo al aire libre en Pedraza. Como tantos otros proyectos nos creó ilusión y sirvió para soñar. Eduardo Chillida era como su escultura, colosal, fuerte y de gran belleza.

Salvador Victoria, recién venido de París con Marie Claire, tan amable y sonriente siempre, muy profundo en sus conceptos y perfeccionista. Recientemente hemos revisado su pintura. Ha crecido con el tiempo. Transmite su obra una profunda convicción en los valores del arte abstracto.

Pablo Palazuelo. Conocimos su admiración por Luís Gordillo y lo pusimos en contacto con él cuando celebramos las tres exposiciones conjuntas en Vandrés, Buades y Edurne. Fueron conversaciones muy enjundiosas. Tenemos grabaciones. Algo extraordinario. Fue un contacto intenso.

Dejo a Joseph Beuys el último. No lo conocimos vivo. En el año 1989, hicimos una exposición suya que tuvo gran éxito. Ese año era nuestro 25 aniversario de matrimonio y el de la Galería. El Palacio de Sástago nos encargó una exposición Beuys para Zaragoza. Gabriel murió el 29 de agosto. Yo no tenía fuerzas para salir de casa, menos para cumplir con mi compromiso. Una llamada de teléfono del director del Instituto Alemán de Madrid, que sabía de nuestros preparativos para mostrar a Beuys me hizo salir de la postración y fui a la cita. Michael Marshall von Biberstein entendió al instante mi dolor, él también había perdido a un hijo en un accidente al tomar posesión de su cargo en Madrid.

Algo se encendió en mi interior. Viajé a Alemania acompañada por mi hija Alejandra. Me empapé de los escritos de Beuys y de su entorno. Conocí gentes encantadoras, a Alfons Biermann, Franz Joseph van der Grinten, entre otros. Frases de Beuys resonaban en mi cerebro herido: No hay nada sin dolor, sin dolor no hay consciencia de nada. Das Leiden, die Wärme, der Klang….. (el sufrir, el calor, el sonido…)

Los 250 dibujos que componían la exposición “Trabajos tempranos de Beuys” se expusieron en el Palacio de Sástago el 15 de diciembre de 1989 y el 6 de febrero de 1990 en la Casa de las Alhajas de Madrid.

El Arte, su energía, me dieron valor, me salvaron. Estoy agradecida.