“…y al divino mar, echamos al agua la negra embarcación, izamos el mástil y descogimos el velamen…” – La Odisea; Canto XI
Así comenzamos nuestro viaje por el Mediterráneo por donde nos lleva el artista José Parra, y vamos descubriendo la sirena de Homero, el ciclope de la Odisea y el Caballo de Troya de la Ilíada…alrededor del mar más antiguo de la civilización humana, y paralelo al “Recorrido Vital” de la historia del artista.
José Parra nace en Tánger, Marruecos, donde sus abuelos llegaron del Sur de España (Almería, Málaga y Cádiz) huyendo de la guerra civil española. Luego se trasladaron a Barcelona, Cataluña; donde volvieron a rehacer su vida en una tierra nueva, pero cerca del Mare Nostrum.
Muchas obras recuerden el mar, el agua, el líquido vital del ser humano. Tanto la sirena, el viaje por el mar de Ulises, o la obra “Tsunami” hasta las...formas orgánicas de sus obras pictóricas recuerden a formas líquidas y biológicas. Sus obras nos cuentan los propios descubrimientos del artista, después de sus ensayos desafiando la gravedad, como “dibujando en aire”, siguiendo los pasos de Leonardo Da Vinci. Hasta que, por fin, después de reconstruir las formas con colores de cuatro barras, tras la teoría del Big Bang, nos volvemos a unir todos juntos, todas las principales religiones, en el “Árbol de Abraham”.
Es también un recorrido que hacemos desde los más profundo de nuestros sentimientos y de nuestras almas; es una solución de vida que nos propone el artista, olvidándonos de la guerra, del odio, de las diferencias y obrar por un mundo de paz.
El Árbol de Abraham
El Profeta Abraham fundó las tres religiones monoteístas y de origen semita, y que se enfrentaron luego. Por eso, el artista intenta volver a reunirlas en un móvil estático donde la luz del sol representa el tiempo, en los días de Equinoccio en la tierra. En esta instalación, se pretende remplazar los ciclos del sol con la luz artificial de un móvil. La obra está formada de varillas de alambre irregulares y frágiles, que muestran líneas o formas y expresan sentimientos o almas. Así, las varillas muestran las formas de la cruz, la media luna mora, y la estrella de David, para volver a unirse en un mismo lugar, igual que en Tánger antaño donde hebreos, musulmanes y cristianos convivían juntos.
“Esta escultura es mi pequeño homenaje a un lugar que ya no es como antes, Tánger; y sería magnífico que hubiese más sitios como ese…”
José Parra - febrero de 2016.
Entrada actualizada el el 28 sep de 2017
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