El tango, patrimonio cultural de la humanidad, es sin duda la expresión artística de Buenos Aires que ha alcanzado mayor proyección internacional, y puede afirmarse que sus compases se han escuchado y se escuchan aún en los países más remotos.
Pero ¿dónde nació el tango? No en los lujosos salones en los cuales se lo bailaba en tiempos del Centenario. A esa altura, el género tenía ya treinta años de vida y dio sus primeros pasos en los conventillos de La Boca, los cafetines y postas de carreta de Avellaneda, Lanús y La Recoleta, en los corrales de Mataderos, los circos, pulperías, prostíbulos y ranchos de las chinas cuarteleras que se asentaban en los suburbios. En esos tugurios y barracas, tríos de guitarra, flauta y violín interpretaban ritmos primitivos y vulgares, con letrillas casi siempre procaces.
Después sí, invadió la ciudad y el mundo. Esta exposición se propone rescatar algunos de los...rincones porteños en los cuales nació, creció y aún perdura el tango. Lugares como Caminito y el barrio de La Boca, la calle Corrientes, la esquina de Corrientes y Esmeralda, El Abasto, la casa de Gardel, San Juan y Boedo, Pompeya, ese barrio de Palermo que cantó Borges.
En los paisajes que muestran estas imágenes, el tango convirtió a Buenos Aires en un territorio donde se fusionaron historias, fantasías, emociones y sueños de millones de mujeres y hombres que el destino unió a orillas del río ancho como el mar.
Rubén Tizziani
Entrada actualizada el el 13 jul de 2017
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