La exposición de Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, 1937) para galería adhoc, se remonta un año atrás y tiene como origen, un proyecto de intervención artística en una vivienda unifamiliar.

El ámbito de la arquitectura y las actuaciones en el límite de la esfera pública y privada, no constituyen una novedad en la práctica artística que Valcárcel Medina viene desarrollando hace más de cuarenta años y desde una posición absolutamente singular. El interés de Valcárcel por la arquitectura, está en los orígenes de su trayectoria y de hecho, algunos de sus trabajos iniciales son proyectos arquitectónicos o, lo que quizás es más relevante, un conjunto de soluciones y propuestas en el espacio. Esta concepción expansiva de la arquitectura hacia todo aquello que tiene que ver con los modos de actuar frente a un espacio dado -a sus propiedades físicas pero también a su memoria-, ... articula y da consistencia a otras prácticas desarrolladas por el artista en los ámbitos de la escultura, el espacio público o el ejercicio de la escritura.

En efecto, la casa de la que arranca este proyecto constituye un espacio dado que Valcárcel entiende, con el pragmatismo que le caracteriza, como un volumen en planta y alzado. Pero su reflexión sobre cómo actuar en el mismo, no es ajena a otras cuestiones que van de lo genérico a lo concreto, o dicho de manera simple: una casa que se sitúa en una ciudad que es ésta y no otra, y no menos importante, ocupada por estas personas y no otras.

El hilván, el primer proyecto que Valcárcel presenta a través de una serie de planos y una animación en la galería adhoc, es el resultado de un abordaje a conciencia a partir de la realidad arquitectónica, la memoria y la vida familiar de una casa en la ciudad de Vigo. El flujo entre lo interno, es decir, aquello que se dirime en la privacidad espacial y emocional, y lo externo, lo que está expuesto a lo público, se representa, de manera simple y al tiempo extremadamente contundente, a través de un cosido en la arquitectura. La condición supuestamente infalible de ésta, su resistencia, durabilidad, impenetrabilidad, no impide sin embargo que el artista hilvane sus paredes, emulando el gesto sencillo de quien prepara dos tejidos para procurar su indivisibilidad.

Desde una estrategia diversa, A dos caras a dos aguas, el segundo proyecto arquitectónico de Valcárcel para la misma casa, supone un nuevo intento por dejar salir lo de dentro hacia fuera y viceversa. Aquí, la casa se proyecta en determinados puntos al exterior y al hacerlo se generan nuevos habitáculos que pueden ser vividos desde una perspectiva puramente espacial, pero sobre todo de calado simbólico.

El proyecto para adhoc se complementa con un trabajo específico para la sala Callejón de Nuñez. De nuevo, el asunto es el espacio y la manera en que éste se define. La planta de la sala se representa a si misma a partir de una tautología en sentido estricto, como una afirmación obvia y redundante. Al contrario que en los proyectos anteriores, no hay otra transmisión más allá de la que viene enunciada por las características físicas del espacio -sus cotas- y de las convenciones que establecemos para representarlo.

Con motivo de esta exposición el artista ha creado, además, un libro/edición que contradice las normas de lo que comúnmente se entiende como tal. En sus diferentes 'páginas', y a partir del término latino que da nombre a la galería, se concatenan otras tantas frases célebres, aún en uso en nuestro lenguaje cotidiano, junto con otras expresiones latinas que posiblemente han caído en el olvido. Todas ellas conforman una narración 'otra', y a su vez un puzzle o enigma que nos confronta, como es habitual en muchos trabajos del artista, con nuestras propias convenciones.