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En la exposición El sabor de las formas, Ana Ruesga interpreta el tema clásico del bodegón como idea, como construcción representativa sin referencia a modelos del natural. Es una pintura in situ, en contraposición a la pintura in vivo o del natural; una pintura de estudio en su doble acepción, pintura hecha en el estudio y pintura de estudio con referentes de la tradición pictórica, de la pintura de géneros.

Los bodegones imaginados le sirven como motivo para, a partir de collages realizados con telas teñidas o manipuladas personalmente, acercarnos a su lenguaje compositivo de textura, color y forma. En ellos sintetiza sus lenguajes artísticos vinculados a la pintura y ... al arte textil que conoce por su ambiente familiar, tanto por sus padres José Ruesga Salazar y Chonín Navarro, pintor y ceramista y artista textil, respectivamente, como por sus hermanos, relacionados con el arte visual, textil y escénico.

Al explorar y profundizar en el collage como pintura y la pintura como collage, pintura, por tanto, sensorial e imaginativa, surge el cuadro como espacio con vida propia donde la composición y la armonía marcan las pautas; un proceso que va destilando un universo de formas que le permiten expresarse más íntimamente. Así surge la serie Masculino-Femenino que nos presenta en formato de papel conjunto con los bodegones imaginados en distintos formatos.