Una vez iniciada la andadura, cada martes, el arte contemporáneo transita y repica en la Casa Bardín. Así, la segunda muestra individual se inauguró el 17 de julio con el título de Anatomía del alma, de Orfeo Soler, artista que formó tándem con el crítico de arte Paco Linares. Dicha muestra aportó más de un momento de reflexión y de descubrimiento de los conceptos y los lenguajes del arte. Orfeo Soler intervino en el diálogo con el comisario y dibujó, ante setenta personas, en la sala de la Casa Bardín, una obra viva y memorable. El dibujo es el lugar del arte y así, línea a línea, sombra a sombra, explicó ese lenguaje del clasicismo renacentista, del manierismo barroco y sus posteriores recreaciones para 'deshaciendo' la obra, plasmar el concepto actual del mismo en su pintura.

Los protagonistas son los artistas y sus obras, así como los comisarios y el arte de este siglo veintiuno que en esencia ellos trasladan al espacio plurivalente del Gil-Albert. En el tercer proyecto expositivo titulado Ante los espacios vacíos contamos con Jesús Rivera, artista de una sólida e importante trayectoria creativa, y con Enric Mira, comisario, crítico de arte y destacado investigador en el tema de la fotografía. Se trata de una propuesta artística coherente, meditada y una cuidada selección de las imágenes fotográficas en su contexto artístico e igualmente en su disposición en la muestra. Además de explicadas con detalle en las visitas comentadas a la exposición y en el encuentro artista/ comisario. En la misma línea se ha desarrollado la cuarta muestra de Arte en la Casa Bardin comisariada por José Luis Martínez Meseguer que compendia una selección de obras del proyecto artístico Mapas invisibles de Antonio Barea determinado por un conjunto de piezas creadas para desvelar más de una idea visible y fundada en el mapa, el paisaje, el territorio y los datos de sus cartografías.

En el quinto proyecto Rosana Antolí es la artista que presenta una pensada exposición de sus obras junto a la comisaría Ana Alarcón. De nuevo se invita al público a visitar sus espacios expositivos con el incentivo de proporcionarle un lugar de encuentro con la práctica artística, con el diálogo y con la participación en esa voluntad común de repensar entre todos el arte vivo de hoy. Hablamos de un arte que se construye mediante la libertad creativa y que se cimienta, día a día, sobre un sinfín de preguntas acerca del mundo hoy globalizado y del yo individual; un arte que amplía sus vías de experimentación y que quiere, además de romper límites, conectar con la mirada del espectador para que la obra comunique y se proyecte.

Juana María Balsalobre

HOMO LUDENS

'I'll be your mirror

Reflect what you are, in case you don't know'

I'll be your mirror

Velvet Underground

Ego, evasión, hedonismo, moda, hastío, narcisismo, aburrimiento, fama, juego, placer. Todos estos sustantivos, como una ráfaga de disparos, nos invaden ante la serie de trabajos que Rosana Antolí (Alcoi, 1981) presenta en el proyecto que nos ocupa. Y todos ellos culminados por un redoble final: juventud eterna. La artista nos coloca frente a una realidad, de la que ella misma forma parte, en la que se intenta reflejar a un grupo generacional lleno de recursos y posibilidades, pero marcado por una crisis social y de valores que les mueve a evadirse e intentar ausentarse del mundo que les rodea. Los protagonistas de su creaciones son para ella supervivientes que, en contra de lo que pudiera parecer, tienen que batallar para subsistir en un momento crítico. Su mecanismo de defensa para no sentir la frustración imperante es la búsqueda del autoplacer, el disfrute inmediato, rápido, directo y mayúsculo. Y como consecuencia lógica, la nueva búsqueda de sensaciones, de éxtasis, que calme ese desasosiego profundo.

Se presentan obras definidas por los recursos empleados: video, instalación/escultura y dibujos. Estos últimos estructuran el grueso del trabajo y vertebran un discurso a través de la técnica utilizada: dibujos en blanco y negro realizados en tinta y/o lápiz que transmiten la fragilidad, sencillez, vulnerabilidad y temporabilidad de sus protagonistas. La facilidad con la que se puede destruir el papel nos recuerda lo efímera que puede ser nuestra propia existencia. La pieza que conforma la instalación que nos recibe en la sala expositiva impone una llamada de atención directa y la proyección de video, situada en la planta superior, apela de nuevo a la levedad y la sencillez con la técnica de stop-motion empleada.

La artista realiza su retrato generacional influida por elementos de la cultura contemporánea como el cómic, el cine o la música pop, entre otros. Películas de Truffaut o Godard, canciones de Bowie o Velvet Underground, personajes literarios o protagonistas de cómic dejan su impronta a la hora de transmitir esas sensaciones narcolépticas de flotabilidad o evasión. Momentos fugaces de placer, instantes vacíos que parecen de una intensidad pasmosa y en el que prevalece la lucha por la juventud infinita.

En este recorrido, que supone la primera exposición individual de la artista en su provincia de origen, presenciamos el despliegue del Homo Ludens, y su disfrute del juego por el juego como mecanismo de defensa, el retrato de una generación que encuentra en la evasión una forma de sobrevivir, y que través de estas obras se persona ante nosotros para invitarnos a la reflexión profunda desde una actitud aparentemente lúdica.

Ana Alarcón

Comisaria