Spin-off se traduce como salpicadura o derivado. Y no sé con cuál de los dos significados quedarme porque me gustan ambos. Salpicadura tiene que ver con el medio que yo utilizo en mi trabajo, la pintura. Y derivado me trae a la mente la deriva, entendida como paseo sin rumbo fijo (muy asociado con el situacionismo y el mayo francés...).
Intento de apropiación de una silla de Paris, la instalación que hice en La Naval el año pasado, donde unía la literatura de Georges Perec con la arquitectura neoplasticista años 20, la pintura de interiores holandesa y la silla estándar de Prouvé, se ha convertido en el punto de partida de un recorrido en el que estableciendo conexiones sin un objetivo específico, a la manera situacionista, he seguido avanzando.
Como ya conté, la solitaria silla que yo encontré en mi estudio del maravilloso edificio del periodo de entreguerras, que es el Colegio...de Holanda en la Ciudad Universitaria, -en otoño de 2001 durante mi estancia de cuatro meses becada en París-, provenía de la cafetería de Ingenieros Industriales. Inaugurada a principios de la década de los 50, después de la guerra. La amuebló Jean Prouvé quien buscaba siempre en sus diseños la sencillez y la economía de producción. Ahora aquellos muebles firmados por él, bellos y funcionales, son preciadas piezas de colección. En esta segunda entrega en la galería Siboney retomo con obras nuevas el intento de apropiación de la silla, el interior holandés y el edificio del Colegio de Holanda. También mostraré gouaches de una serie recién empezada a partir de fotos de casas de coleccionistas con mobiliario Prouvé. Además mi deriva me ha llevado entre otros escenarios a aquella cafetería de donde salió la silla, a la casa del mismo Prouvé e incluso a mi propio comedor.
Teresa Moro.
Madrid, febrero de 2016
