La obra de Juan Uribe es un caleidoscopio tragicómico que proyecta con precisión la voz interna del artista joven contemporáneo. Apropiándose impunemente de obras de su preferencia, Juan construye una narrativa que descansa sobre las ansiedades, miedos y sinrazón del artista de galería. Sus piezas son como un poema en construcción que dan luces sobre la fragilidad del mercado del arte, pero sobre todo que sitúan al artista como el eslabón más débil de esta cadena. Como una especie de productor de subtítulos de película muda, el relato de Juan nos habla de su posición honesta para encarar el propósito fundamental del arte: que es el de encontrar lo fundamental en la naturaleza humana, o sea su sinsentido. Con su pesada superficialidad, Uribe deconstruye los códigos de la globalización y se rinde sereno a la corriente errática del mercado. No se trata de una clase magistral ni de...un señalamiento crítico: se trata más bien de la adaptación del capitalismo como una especie de gigante que en su imposibilidad de ser vencido, invita mejor a sentarse en su hombro para admirar los despojos a su paso: sobre todo los espirituales
Entrada actualizada el el 28 feb de 2018
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