Recuento de Nuestros Nosotros: una exposición que nunca veré pero que me divierte imaginar.
Por Esthel Vogrig
Salgo de la exposición y me pregunto: ¿cuándo fue la última vez que iniciaste una conversación con un desconocido? ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste en una mesa con alguien más, sin celulares a la mano, sin la tele o la radio cerca, sin ni siquiera una comida o un café de por medio, sino tan sólo compartiendo la mesa?
Una mesa es un objeto extraño: si lo privo de sus múltiples utilidades se reduce a algo que de manera paradójica, por un lado, crea una distancia entre los cuerpos que lo rodean y por otro, genera un marco espacial, un territorio, para que esos cuerpos se encuentren.
Creo que Rita estaba pensando en los cuerpos y en los encuentros cuando diseñó estas mesas, que son dispositivos para propiciar relaciones. Cada una me propone una...especie de partitura coreográfica al enmarcar el modo en cómo los cuerpos se organizan en el tiempo y el espacio. Marcos y partituras que de ninguna manera predeterminan los tipos de encuentros, sino que sólo los facilitan y que me hacen preguntarme (o por lo menos percatarme) sobre mi ubicación en relación al otro. Así, dislocando los modos de "compartir una mesa", Rita me abre un espacio para que potencialmente se disloquen mis conversaciones, mis silencios, mis miradas de/con /hacia "el otro".
En estas tres obras (Cómo desaparecer una mesa, Mesa de centro bajo y Las ideas de abajo) puedo ver cómo un objeto se transforma en gesto: "la característica del gesto" (dice G. Agamben) "es que por medio de él no se produce ni se actúa, sino que se asume y se soporta". Las mesas ya no son un medio con vista a un fin (poyesis) ni tampoco un fin sin medio o un fin en sí mismo (praxis), sino que se presentan en su cualidad de medio como tal. Al verlas o al habitarlas me recuerdan una danza "que es gesto precisamente porque no consiste en otra cosa que en soportar y exhibir el carácter de medios de los movimientos corporales." (Agamben).
En la serie de dibujos que acompaña la exposición me encuentro con otro tipo de encuentros (suena redundante, lo sé). En este caso tengo la posibilidad de decidir si ser un ojo externo o ser uno de los "sujetos" dibujados que, al no tener una identidad demasiado específica, me facilitan la posibilidad de identificarme con cualquiera de ellos. Cada dibujo me coloca frente a la disyuntiva de si verlo, observarlo, interpretarlo o ser parte de él, y termino preguntándome si estoy observando una situación o si estoy en ella. Lo que más me llama la atención son las relaciones espaciales entre los cuerpos o entre sus partes; recuerdo a Viveiros de Castro cuando plantea que "el cuerpo es el origen de todas las perspectivas" y me divierto imaginando cuáles perspectivas podrían originarse a partir de esos cuerpos.
Ya en la calle, camino a mi casa, me doy cuenta que mientras estuve visitando Nuestros Nosotros entré en una zona que me despertó pensamientos y sensaciones enfocados más hacia "mi estar" que hacia "mi ser". De repente, en mi vagar urbano, comienzo a percatarme de todas las relaciones cambiantes entre mi cuerpo y los demás. Percibo el momento preciso en que me cruzo con otro y por un instante nuestros hombros se alinean, siento cómo el transeúnte frente a mí se va alejando con su paso acelerado, congelo el instante en que mi mirada se cruza con la del conductor mientras me subo al autobús y me quedo embrujada observando el gesto repetitivo e irracional del pie de la señora sentada a mi lado.
Imágenes de la Exposición
Nuestros Nosotros
Entrada actualizada el el 04 may de 2016
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