Exposición de fotografía.
RETRATOS DE UNA BABEL URBANA.
Quizás si Federico García Lorca hubiera conocido Nueva York en la actualidad, no habría encontrado tanta diferencia entre los rascacielos de la Gran Manzana y los del distrito financiero de Madrid, de La Défense de París o de la City de Londres. Debido a ese estilo internacional y heterogéneo que han ido adoptando las capitales urbanas durante las últimas décadas. Si “Poeta en Nueva York” hubiera sido escrito en el s. XXI, no habría sido tan singular y característico de la capital Neoyorkina, y uno se podría imaginar al poeta granadino cantando su desaliento y soledad en cualquier gran urbe del mundo.
Sabiendo de esta heterogeneidad y globalización del mundo, o habiéndosela encontrado en su camino, el fotógrafo César Lacalle (Madrid, 1963) investiga y cuestiona con su trabajo fotográfico las nuevas identidades y paradigmas globales que se han conformado a partir de esta “Primera Revolución...Mundial”, como diría el científico escocés Alexander King.
Viendo el skyline de 101 faces in Manhattan, uno se encuentra con unos retratos urbanos a pie de calle que muestran rasgos, facciones, teces, cabellos y miradas totalmente distintos, pero que se combinan en una actitud, en una moda, en una forma visual de un “ciudadano global”. Se pierden las diferencias y las identidades locales, que se acaban transformando en universales.
Esa pérdida de los atributos y caracteres locales la vemos también en Adyton, donde César fotografía espacios de paso o de acceso a edificios emblemáticos y poderosos. Son construcciones muy geométricas, futuristas, de un estilo estándar, internacional. Casi es imposible de adivinar qué edificio aguantan sobre sus cimientos.
Y, finalmente, César Lacalle decide jugar con nosotros en una serie donde conjuga esa globalización y uniformidad del ciudadano con la de la arquitectura, de la ciudad, en definitiva. En No name city, con una estética de tintes de aquella soledad elegante hopperiana, del hiperrealismo urbano de Richard Estes o de la teatralización de las fotografías de su admirado Philip-Lorca Dicorcia, nos presenta las escenas congeladas de una película que no sabemos dónde ha sido rodada. Jugando con la ambigüedad y ese ambiente artificioso que muestran los rincones más modernos de las principales capitales del mundo, el espectador no sabe en qué ciudad está contextualizada la imagen. Los transeúntes estereotipados que caminan o esperan a que pare el tráfico visten prácticamente igual, son ciudadanos despersonalizados, por lo que el espectador se puede identificar con cualquiera de ellos, pasando a ser otro elemento más del paisaje urbano.
Con todo ello, vemos una mirada de un fotógrafo urbanita nostálgica, pero optimista y utópica, hacia esta comunidad global. Nostálgica por un pasado de estilos, arquitecturas, actitudes y personalidades locales y características que parecemos estar perdiendo, por esa decadencia del individuo particular. Optimista y utópica por esa desterritorialización de las cosas, de esa convivencia sin diferencias ni barreras, de ese camino a una Nueva Babel cuya torre bien podría ser el skyline de 101 faces. Quizás estemos empezando a ver la imagen nueva de aquella ciudad que se construyó con la intención de “no estar más dispersos sobre la faz de la Tierra”, de “formar un solo pueblo y hablar una misma lengua”. Retratos de una Babel Urbana y más globalizada que nunca.
Laura Jiménez Izquierdo
Comisaria e Historiadora del Arte
Entrada actualizada el el 19 sep de 2016
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
