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La exposición ROJO tiene como objetivo poner de manifiesto una forma de creación y de entender el arte y la vida. El lema es el alarido primigenio en el que Henri Michaux -'El arte debe empezar con un grito'- situaba la génesis de la labor artística. Una sensibilidad tan espartana como exquisita. La muestra tiene como hilo conductor el color rojo, protagonista indiscutible del expresionismo agresivo, feroz, visceral que la conforma.

Se trata de un proyecto que tiene el reclamo de presentar en Sevilla a toda una generación de jóvenes artistas, que junto a sus padres creativos, comparten un vínculo común entre todos ellos. Son artistas especiales, que se sienten cómodos merodeando ... por los lados oscuros de la conciencia y un cierto primitivismo animista. La obra de este grupo de artistas, a través de tres generaciones, responde a estos intereses -y a muchos más- por lo que no se somete a dictados de las corrientes estilísticas ni a presupuestos estéticos, sino a una forma de crear pasional y salvaje. Estos artistas caníbales comparten el convencimiento de que el hombre empieza a 'enfermar' cuando abandona el artista que lleva dentro, esa visceralidad les lleva a meter el alma dentro de sus obras, dejarse llevar por la emoción desatada, incluso regocijarse en el dolor de la pasión creativa. Se trata de poner la estética al servicio del artista, no utilizándola sino como instrumento para afirmar espontáneamente en la obra el sentimiento del autor, de cada autor.

Este proyecto es fruto de una labor de rastreo, de búsqueda del origen y del seguimiento cronológico del hilo conductor que une a cada uno de los integrantes de esta exposición. Vista en conjunto, la muestra define tres generaciones. La primera, que aparecen como padres creativos, estaría formada por dos grandes artistas de reconocido prestigio, Miguel Ángel Campano, al que de alguna manera se le rinde homenaje, y Manuel Salinas. Ambos representan los referentes de otros coetáneos y, sobre todo, de una nueva hornada de artistas que se definen bajo estos parámetros. Todos ellos entienden de una misma manera el proceso creativo, saben conectar con lo profundo y desconocido para regalarnos obras expresivas y espontáneas. Sin embargo, no debemos llevarnos a engaño, bajo la apariencia de esta expresividad inconsciente, late una profunda reflexión consciente y lúcida acerca de lo que la pintura puede significar en un contexto como el nuestro.

Así pues, la exposición, a través de sus distintas disciplinas, trata de documentar el fortalecimiento de la confianza en sí mismo del arte español, fundamentalmente andaluz, y las obras que la conforman restituyeron el derecho a la vuelta a la fantasía, al mundo individual de los sentimientos, al inconsciente, a lo secreto y al poder de la seducción de los sentidos.