Los Ayuntamientos de Segovia y de Soria, a través de sus respectivas Concejalías de Cultura, han contribuido a este proyecto, consistente en la exposición conjunta de la obra reciente de Juan Martínez, un pintor español que reside en Suiza desde hace décadas, pero que no ha variado su nacionalidad, ni ha dejado de reflexionar sobre el hombre, creando una obra con muchos ecos españoles, pero que se universaliza en su simbología. Y que lanza su SOS particular, como un grito coral que desgarra la noche.

La obra de Juan Martínez que se exhibe, es inédita; viene desde su taller suizo a las salas de la Alhóndiga segoviana y al Centro Cultural Gaya Nuño de Soria, en las que se expondrán al público por vez primera. ¡A tiempos inciertos, arte comprometido, dramático, que habla del fuego que nos quema y que ... nos salva, de las fronteras, de las alambradas, de los jardines zen, sedantes en la incertidumbre general¡ Pintura que acecha y pregunta, formas exquisitas cabe vanitas y cerillas quemadas, que testimonian la ineficacia de las vanidades. Nubes, vientos, sueños, señas, cuerpos, que se funden en un zócalo de soledad que zarandea al hombre, para quien está hecha esta conspiración, sin concesiones, sin esconder la belleza.

Segovia y Soria. ¡Cuánta diferencia y cuánta coincidencia! Ayer, la lluvia abrillantaba los tejados de Segovia y mostraba un espejo de arcilla en el que se iba posando la nieve, mientras las iglesias románicas, en su quietud de siglos, observaban con severo ascetismo la majestuosa morosidad de los copos. En Soria, niebla intensa hasta poco antes de la ciudad; luego, sol y frío, azul puro, para iluminar los testimonios de su antigüedad y su abolengo. Ciudades de poetas - Hay Festival en Segovia y Feria de la poesía en Soria -, la figura de Gerardo, como la de Pessoa en el Chiado, se ha convertido en un icono de eterno bronce, aunque Horacio nos dijera: Exegi monumentum aere perennius, ahí es nada, He construido un monumento, su poesía, más duradero que el bronce. La poesía es inmaterial, pero imperecedera.

Antes de la Conferencia Internacional de Berlín, 1906, se utilizaba CQD, Copy Quality Distress, como voz de alarma. A partir del año señalado, se utilizo SOS, que se generalizó tras el accidente del Titanic, del que ahora, 14 de abril, se cumple el centenario. Así, esas siglas, SOS, señal de socorro universal, se convirtieron en un código al que se dio otras equivalencias: en inglés (Save Our Souls, Save Or Sucumb) y en español (Sálvenos O Sufriremos, Sálvenos o Sepúltenos).

Por todas esas connotaciones, por celebrarse en Segovia y en Soria, el rubro de la exposición es SOS. En un tiempo indigente se precisa energía que no nos deje sucumbir. ('No nos está permitido enloquecer en una época demente, aunque nos pueda quemar vivos un fuego cuyo igual somos', René Char). Así, el arte ayuda a vivir, a respirar. Y cuanto más duro es, más valor, más fuerza inocula.

Estas dos ciudades que han compartido tanto, tal como tramos importantes del discurrir existencial de Antonio Machado, ahora van a compartir, con sus vecinos y visitantes esta honda cavilación plástica, hecha con sufrimiento y elegancia, herida y canto.

Ahora tendrá sentido el título, las siglas de las capitales, la invitación al pensamiento, al debate, a la humanización del arte. SOS es un grito de socorro, para alertar al hombre, al arte, al pensamiento, a la naturaleza, al futuro, a través de una pintura que anuncia una realidad dramática, que no olvida la belleza. Un patrimonio espiritual que coadyuva, cabe el patrimonio histórico de Soria y Segovia, a sensibilizarnos con el tiempo, con los tiempos.