Pintura, escultura y arquitectura conviven en perfecto equilibrio en cada una de las obras que integran Strûts, la nueva exposición de este autor multidisciplinar que es FOD (Francisco Olivares Díaz). Armonía que contrasta con la permanente sensación de inestabilidad que transmiten las piezas de esta muestra con la que el artista de Puerto Lumbreras se reafirma en su personal apuesta creativa por esa tendencia definida como 'arquitectura apuntalada'.
En alusión al término anglosajón que da nombre a la muestra, FOD exalta su pasión por los estilizados puntales, riostras y montantes que sustentan sus construcciones -habitables o no, es lo de menos- en los espacios de La Fragua, en cuyo interior se produce una nueva contradicción entre la solidez arquitectónica de la sala y la aparente inestabilidad de las estructuras creadas por el artista. Un proyecto en el que las precarias construcciones de FOD, simbolizan no sólo la fragilidad e inestabilidad del...suelo sobre el que pisamos, sino también de la propia existencia.
La exposición pudo verse por primera vez en la Sala Verónicas de Murcia y estará abierta al público en La Fragua de Tabacalera del 11 de febrero al 10 de abril de 2016.
STRÛTS
La necesidad de construir va inevitablemente unida al ser humano. No existe época en la historia de la humanidad en la que el hombre no haya sentido la necesidad de un refugio, una cabaña o un lugar para "acomodarse".
El trabajo que viene desarrollando FOD en estos años, tiene que ver con lo relacionado a la necesidad de habitar, la arquitectura en todos sus aspectos, la contemplación del espacio urbano y la geometría.
A partir de estas premisas, ha creado un proyecto donde la pintura, escultura e instalación mantienen un diálogo creativo para resolver el espacio.
La obra escultórica e instalativa que presenta el artista en este proyecto, tiene un marcado carácter de recolector al hacer hincapié en el uso de materiales propios de la construcción donde los ensamblajes y esculturas son fruto de esa recopilación de elementos, desde chapas onduladas hasta cartones, metacrilatos o maderas y tableros. En estas obras además, FOD hace un homenaje a las aves y sus migraciones, las cuales van recopilando materiales para construir su nido. Para desarrollar este trabajo el artista ha hecho prácticamente lo mismo, creando lo que en la exposición forma la obra principal de la sala: una casa-nido de 200 x 250 cm anclada en una esquina de la sala y apuntalada a varios metros de altura para, de esta forma, hacer imposible el acceso a ella.
Se incluyen además, varias esculturas realizadas con todos los materiales necesarios para auto-construir un habitáculo. Dichas esculturas se disponen colgadas de una punta de grúa (similar a las que se ven por las ciudades para poder mover el material de obra).
Por otro lado, la obra pictórica tiene un carácter barroco. Sus cuadros, de gran formato, hacen referencia a la arquitectura y la geometría del espacio. El color y la geometría empleados en ellos, forman un perfecto diálogo con las esculturas colgadas.
La suspensión es una concepto ambivalente que habla de placidez y de inseguridad al mismo tiempo. La reflexión sobre esta idea, desde la tradicional perspectiva japonesa y su contundente canon estético, nos habla de construcción mientras la sensación de inestabilidad contemporánea tiende a mostrarnos una desapacibilidad que choca frontalmente con ella. Construir y destruir son dos caras de un mismo proceso, se perfilan ambas cosas de forma simultánea.
La exploración de los campos de la visión es otra cuestión central en este proyecto. El juego de perspectivas, inevitablemente unido a la idea de construcción, está siempre presente, especialmente en esta serie. En este proyecto se incide en el ensamblaje, en el movimiento inevitable que generan los contrastes ópticos y en las rotaciones físicas de estructuras basadas en el cálculo matemático.
El resultado busca una forma construida sobre planos físicos que deriva en metafísicos ante el hecho de que la solidez y la intemporalidad son cuestionables pese a la aparente inmutabilidad del arte en el tiempo.
Finalmente la habitabilidad. Todos hablamos de nuestro tiempo o al menos lo intentamos; efectuamos instantáneas autobiográficas de lo que nos rodea para, en cierta forma, fijar nuestra posición en el mundo. En este proyecto se unen piezas habitables y piezas suspendidas, buscando una disolución de las fronteras que separan el producto artístico del objeto en el que se desarrolla la vida evidenciando la fragilidad de unos límites preconcebidos que chocan frontalmente con la idea que vincula el arte y la vida. Una casa es un objeto y un cuadro es el lugar donde habita la mirada.
Entrada actualizada el el 11 abr de 2016
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