En esta exposición, Álvaro Gil reflexiona sobre la utilidad de su trabajo. Sus esculturas, hechas a partir de la customización y el DIY (Do It Yourself, Hazlo Tú Mismo), se sitúan en el límite entre utilitario y decorativo. Diariamente, el artista se plantea si lo que hace tiene sentido o si es una ocupación estúpida cuya única finalidad es la de pasar el tiempo. Para él, es incluso más estúpido pensar en la posibilidad de que otra persona quiera alojar su obra en casa. Así, concibe sus esculturas como diccionarios formales que aluden a la absurdidad de los objetos, tanto en su realización, como en su adquisición. Al crear esta serie de obras para el apartamento de L 21, es el propio artista el que realiza dos tareas probablemente estúpidas: tanto la creación de las esculturas como su distribución en un espacio doméstico.
La exposición se articula en torno a la...convivencia doméstica con la obra de un sólo artista. En este caso, las esculturas de Álvaro Gil permiten que la relación con el espacio sea muy directa, pudiéndose acoplar con el mismo. Las piezas ofrecen la posibilidad de ensamblaje con el propio espacio, con el mobiliario. Poseen la capacidad de fusionarse con los muebles y de unirse a ellos. La selección de las obras es una muestra del ideario del artista, pensado a modo de colección. Un conjunto de piezas que recoge y ejemplifica su práctica artística.
Álvaro Gil irrumpe con su stupid dream en The Apartment para modificar el espacio y tunearlo.
Entrada actualizada el el 30 may de 2015
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