Mi obra se construye bajo formas lineales integradas en el plano. Sin necesidad de convertirse en representación figurativa, se establecen en sí mismas como símbolos flotantes; delgados recorridos que se apoyan sobre espacios meditados del soporte y manchas de color. Procediendo con un criterio pictórico sustentado en la obsesión por el orden elemental y la limpieza compositiva, la obra generada mantiene un ''hilo'' natural cuyo carácter es contemplativo pero fuertemente discurrido. Dichas líneas viajan entre Zóbel y los trazos en pared de Jason Williams; entre Punto y línea sobre el plano (1926) y los bocetos femeninos de Luis Royo. Menos iracundas, trazos adecuados.