En los próximos días se celebra en Madrid la segunda edición de URVANITY, la feria del "nuevo arte contemporáneo" y especialmente del arte urbano. En colaboración con sus responsables, ARTEINFORMADO ha pedido a Anna Dimitrova, directora de Montana Gallery, una de las pioneras del arte urbano en España, una selección de "10 artistas urbanos españoles a seguir". Esta es su propuesta: 

Febrero es el mes del arte en Madrid, en el que se celebran numerosas ferias y exposiciones. Me han pedido recomendar 10 artistas españoles a seguir. 10 artistas urbanos españoles. Y me está resultando complicado, ya que España tiene una de las escenas más prolíferas y cualitativas del mundo a lo que arte urbano se refiere.

Llevo 15 años trabajando con artistas urbanos procedentes de todas partes del mundo, desde México hasta Japón, desde Argentina hasta Suecia. Desde aquellos tiempos en los que el arte urbano se limitaba a un círculo cerrado de unos pocos chicos y chicas que pintaban paredes simplemente por placer, sin exigencias ni reglas del mercado. A principios del 2000 el movimiento despertaba con ganas de crecer e invadir el mundo, y yo aterrizaba en una Barcelona dispuesta a acoger todo tipo de tendencias artísticas. Los muros se convertían en museos libres donde cada esquina, buzón o puerta tenía algo escrito o pintado. El ayuntamiento, en su época feliz y relajada, dejaba pintar y se enorgullecía de ello sacando decenas de libros titulados "Barcelona Street Art". Por ahí se paseaba con sus plantillas Banksy, se instalaban Miss Van, Sixeart, Dios, Fasim, ONG, El Chupet, El Pez, Chanoir.... En toda España tenía lugar una explosión de color. En Madrid, Sevilla, la siempre poética Granada, Valencia o Vigo las paredes se llenaban de letras y personajes… Los artistas, tras llevar unos años pintando, querían ir a más, hacer murales grandes, pintar sobre tela y, por qué no, vivir de ello. 

Del otro lado, pero mezclados con todo esto estábamos los amantes de este nuevo movimiento artístico que se perfilaba, y los que intuíamos que esto se convertiría en algo grande algún día. Veíamos que había que alimentarlo y darle los medios para crecer. Empezamos así a exponer la obra de estos artistas callejeros en festivales y espacios como la mítica Montana Gallery de Barcelona sin otro objetivo que darles difusión y otro soporte para plasmar su arte y motivarles a continuar, aunque motivación y entusiasmo no les faltaba. Eran creadores imparables, libres y sedientos de cemento. 

Montana se convirtió en un lugar de referencia y por este pequeño espacio de la calle Comercio 6 del Borne en Barcelona han pasado durante estos años todos los artistas urbanos, o casi, ejerciendo como punto de partida y puerta para pasar al otro lado en el mundo del arte. 

Artistas internacionales como Os Gemeos, David Choe o Dran hicieron sus primeras muestras en la galería. Hoy, dicho sea de paso, venden por centenas de miles de euros sus obras, que unos pocos tuvieron la lucidez de comprar como inversión o por pasión. Los españoles Escif, Suso33, Zeta o El Niño de las pinturas colgaron sus obras en la galería… Todo era fluido y sencillo, no sentíamos el peso de la industria de la fama. Éramos un grupo de jóvenes que se divertía.

Y pasaron los años. 

Hoy, en el 2018, seguimos divirtiéndonos y además el arte urbano está en boca de todos. En los libros, en las galerías, en los museos, en las instituciones y posiblemente menos en la calle… Los artistas cada vez son más y más conocidos recorriendo los 5 continentes entre festivales, muros gigantes, colaboraciones con marcas de vino, eventos internacionales o ferias de arte. Nacen ferias especializadas en arte urbano como Urvanity que celebra este febrero su segunda edición. Todo el sector se ha profesionalizado con galeristas cada vez más especializados, agencias, managers, representantes que vienen de las finanzas, del marketing, de las casas de subastas. De repente el juego de pintar muros se ha vuelto algo serio y tiene su peso a nivel global. 

Los medios de comunicación por su lado han dado repercusión a la grandeza de los murales y las redes sociales se han convertido en la herramienta ideal para magnificar masivamente algo que antes se veía a pequeña escala. Los artistas han sabido aprovecharlo para dar a conocer su obra y los followers han llovido. Algunos de estos artistas se han hecho famosos y han entrado directamente en el star system. Todo ha crecido y se ha transformado, unos participan en campañas presidenciales (Obey con el retrato de Obama en el 2008), otros pintan iglesias, otros se hacen mayores y les hacemos exposiciones retrospectivas, otros nos dejan porque el tiempo y la vida así lo han decidido.

Así que, a la hora de elegir 10 artistas españoles urbanos a tener en cuenta, no voy a hablar de los top que ya todos conocemos como Felipe Pantone u Okuda San Miguel, que no necesitan presentación. No hablaré tampoco de los artistas veteranos que empezaron y fueron guías del movimiento como Zeta o Suso33 que ya son mitos del arte urbano en España.Lo que os propondré aquí es una lista no exhaustiva de artistas españoles urbanos imprescindibles, que hay que conocer, seguir y apoyar. Algunos son jóvenes, otros menos, pero cada uno aporta algo único, una visión, un estado de ánimo, un tipo de trazo que nos transporta y nos hace volar más allá del muro.

Los cito a ellos porque algunos tienen ya una trayectoria extraordinaria como Aryz o un universo que nos transporta como Enric Sant. A otros porque nos aportan un aire de frescura como GR170 o nos sorprenden como el dúo PichiAvo. Encontraréis también el perfeccionismo estético de Nuria Mora o la luz de Rembrandt que emana de las obras de Sebas Velasco. Y estos son solo algunos. Id a descubrir también a Dulk y sus ilustraciones surrealistas, o la delicadeza de Cinta Vidal. Y si he de cerrar en 10, no puedo dejar de añadir a Uriginal que reinventa los clásicos, o a Liqen que nos lleva a su mundo orgánico y vegetal del cual ya no podremos salir.

Estos son solo 10, pero hay muchos más. No dejéis de mirar en las calles, las de vuestra ciudad y las de cualquiera que visitéis. Hay un mundo paralelo de arte que se esconde en intervenciones, algunas infinitamente pequeñas y otras llenando murales inmensos. En el acto de descubrir unos y otros es donde reside el placer del amante del arte urbano.