El artista vasco Agustín Ibarrola, cofundador del Equipo 57 y uno de los referentes del arte español de la segunda mitad del siglo pasado, presentó esta mañana su última obra en la localidad abulense de Muñogalindo, donde se ubica la dehesa Garoza, en la que entre 2005 y 2009, pintó, sin ayuda de colaboradores, 115 piedras de grandes dimensiones, que estarán abiertas al público, bajo el nombre de "Ibarrola en Garoza", a partir de ahora bajo la gestión de la Fundación Asocio.

Y lo hizo, ante una docena de periodistas, solo, sin comisarios, críticos, galeristas, ni otros profesionales del arte que le acompañaran, rompiendo con ello el techo de silencio al que se ha sometido a su obra en los últimos años, durante los que no ha conseguido asomarse, en exposición individual, a ninguno de los grandes centros de arte españoles. Ibarrola llegó a esta localidad abulense por invitación del mecenas Alfredo Melgar justo en un momento en que algunas de sus obras estaban siendo objeto de agresiones por su posicionamiento contra la organización terrorista ETA, siendo él mismo también amenzado.

El último centro en presentarlo fue, en 2006, el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC) de A Coruña, donde expuso "Agustín Ibarrola: entre los cepos de la memoria", comisariada por el también artista Paco Pestana. La anterior fue en el lejano 1991 cuando el Museo San Telmo de Donostia-San Sebastián, le dedicó la retrospectiva "Ibarrola: 1948-1991", que sucedía a la gran exposición antológica que el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Madrid le dedicaron en 1987, que itineró también a Bilbao y Zaragoza. De eso, hace más de 25 años.

Ibarrola reclamaba, en su presentación, la necesidad de "grandes inversiones" para la construcción de unos edificios, en la referida dehesa de Garoza, que permitieran disponer de una exposición permanente de su obra -ahora se puede ver en la Sala Amblés municipal una pequeña muestra con obras de su colección- así como unos talleres donde se pudiese acoger a artistas para que trabajasen en el entorno. Y lo hacía para añadir a continuación que "el voluntarismo no va muy lejos", en referencia, sin duda, al esfuerzo que habría supuesto la realización de la actual obra en este paraje natural, en el que se llevarían invertidos 401.000 Euros, según la información facilitada.

Conocido como "el artista de los bosques", la actual intervención de Ibarrola (Bilbao, 1930) supone la culminación de su serie "Bosques", que arrancó en el Bosque de Oma (Kortezubi, Bizkaia) -realizado entre 1983 y 1987- y continúa con obras como Las Piedras de Arteaga (Bizkaia), El Bosque de O Rexo (Allariz, Orense), El Bosque de Olmos Secos (Salamanca) o Los Cubos de la Memoria (Llanes, Asturias).

Discípulo de Daniel Vázquez Díaz, con quien dió sus primeros pasos en el cubismo, en 1950 fue invitado a participar en los trabajos de la basílica de Arantzazu (Gipuzkoa), junto al escultor vasco Jorge Oteiza, cuya influencia será decisiva en su obra. En París, donde llegó con 25 años, conoció a otros artistas españoles residentes allí, con los cuales, en 1957, fundó el Equipo 57. También fue un activo grabador dentro de la corriente Estampa Popular.

Representado, desde 1981, por la galería bilbaíana Aritza, su obra está presente, como mínimo, en una decena de museos, entre los que figuran el Artium de Vitoria, con 5 obras; el Museo de Bellas Artes de Bilbao, con otras cuatro realizadas entre los años 1964 y 1976; y el Museo Nacional Reina Sofía, que actualmente expone su obra 'Paisajes de Euskadi' (1965) en la Sala 414 dedicada a la Estampa Popular. Su trayectoria artística y personal ha sido merecedora también de premios como la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes (2005) o el Premio Gure Artea 2011.