El creciente interés por el arte de Latinoamérica ha llevado a que en el octavo informe Artprice.com, que se basa en el análisis de las ventas registradas en subastas, entre julio de 2013 y principios de 2014 para los artistas nacidos a partir de 1945, se le dedique un capítulo entero a la región latinoamericana, y dentro de él, un apartado especial a Brasil.

Como subrayan desde Artprice, a pesar de que desde hace más de treinta años el mercado sostiene y difunde arte latinoamericano a través de las grandes casas de subastas internacionales -Christie's y Sotheby's le consagran actualmente dos subastas al año y Phillips una desde 2009-, hoy en día, la región latinoamericana no supone más que el 0,14 % del mercado mundial del arte contemporáneo, una cifra infinitamente lejana si la comparamos con el 40% y el 38% de cuota mundial que registran, respectivamente, China y EE.UU., primera y segunda potencia con 601 y 552 M. de Euros generados este año.

Se trata, por tanto, de un mercado emergente, en el que Brasil, con 200 M. de habitantes se presenta como la primera economía de Latinoamérica. En este sentido, tal y como apunta el informe, las ventas de artistas brasileños despuntan por encima del resto de países latinoamericanos, alcanzando ya el 0,6% de los ingresos mundiales, superando a India (0,5%), igualando a Suiza (0,6%) y casi alcanzando a Francia (0,7%).

El ecosistema artístico de Brasil despertó ya en los años 90, tras la caída de la dictadura, y desde entonces el mercado nacional del arte se ha desarrollado considerablemente en estos últimos años a medida que ha ido creciendo tanto la población como el número de millonarios.

Sus dos principales focos artísticos son las ciudades de Río de Janeiro y São Paulo, esta última sede de la segunda bienal de arte más antigua del mundo, después de la de Venecia, que en estos momentos celebra su 31ª edición. Pero, a pesar de todo ello, en la clasificación de las 10 ciudades más dinámicas del mundo en la venta de obras contemporáneas, no aparece ninguna brasileña ni tampoco latinoamericana. Este ranking, que sigue encabezado por Nueva York, registra este año el ascenso a la segunda posición de Pekín, que desplaza a Londres a la tercera posición.

Según el informe, los artistas brasileños emblemáticos de los años 60 han sido muy revalorizados en estos últimos meses, como indican los últimos récords de seis y siete cifras alcanzados por el brasileño Sergio Camargo (Río de Janeiro, 1930 - 1990) y por la artista brasileña de origen suizo Mira Schendel (Zúrich, 1919 - São Paulo, 1988), cuyo Estate ha pasado a estar gestionado recientemente por la galería suiza Hauser & Wirth y de quien se puede ver una retrospectiva en la Pinacoteca do Estado de São Paulo, que antes visitó la Tate Modern de Londres y el Museu de Arte Contemporânea de Serralves, en Oporto.

Esta firmas, apuntan desde Artprice, "alimentan el segmento de 'alto nivel' de las ventas del arte latinoamericano", apareciendo en los catálogos junto con la nueva hornada, que cuenta con artistas ya bien asentados en el mercado, como son, Cildo Meireles (Río de Janeiro, 1948), Tunga (Palmares, 1952), Beatriz Milhazes (Río de Janeiro, 1960), Vik Muniz (São Paulo, 1961), Ernesto Neto (Río de Janeiro, 1964), Adriana Varejão (Río de Janeiro, 1964) y Os Gemeos (São Paulo, 1974), entre otros.

Junto al ascenso del mercado brasileño, el informe también señala el buen momento que vive el 'Op Art' y el 'arte cinético' que pasa por la revalorización de los artistas venezolanos Jesús Rafael Soto (Bolívar, 1923 - París, 2005) y Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923). El primero está representado, desde junio de este año, por la galería parisina Perrotin, que le prepara una exposición que se celebrará en sus dos espacios de París y Nueva York, a principios de 2015. Ambos han superado recientemente el umbral de los 500.000 Euros en subastas -Soto en tres ocasiones entre 2010 y 2012, seguido por Cruz-Diez en 2013-.

Soto y Cruz-Diez no son los únicos que hacen avanzar al mercado latinoamericano, ya que algunos de los artistas latinoamericanos históricos están aún más cotizados y con frecuencia alcanzan precios multimillonarios en subastas. Entre ellos, cabe citar a los artistas mexicanos Frida Kahlo (Coyoacán, 1907 - 1954), Diego Rivera (Guanajuato, 1886 - Ciudad de México, 1957) o Rufino Tamayo (Oaxaca, 1899 - Ciudad de México, 1991), el venezolano Alejandro Otero (El Manteco, 1921 - Caracas, 1990), el francés de origen cubano Wifredo Lam (Sagua la Grande, 1902 - París, 1982) -de quien se puede ver una retrospectiva en el McMullen Museum en la Universidad de Boston-, el chileno Roberto Matta (Santiago, 1911 - Civitavecchia, 2002), el uruguayo Joaquín Torres García (Montevideo, 1874 - 1949), los brasileños Cándido Portinari (São Paulo, 1903 - Río de Janeiro, 1962) y Emiliano di Cavalcanti (Río de Janeiro, 1897 - 1976), o el aún activo artista colombiano Fernando Botero (Medellín, 1932).

Además, están artistas fallecidos tempranamente como los cubanos Félix González-Torres (Guáimaro, 1957 - Miami, 1996) y Ana Mendieta (La Habana, 1948 - Nueva York, 1985). Finalmente, el informe dedica un apartado a la supernova del mercado no solo latinoamericano sino también internacional, como es el jovencísimo artista colombiano, con base en Londres, Óscar Murillo (La Paila, 1986), cuya demanda se ha globalizado rápidamente, encabezando el top 10 de ingresos por ventas de artistas contemporáneos de menos de 30 años, sumando un total de 3.876.867 de Euros.