Inez Piso (Países Bajos, 1988) es una de l@s comisari@s invitad@s por ARTEINFORMADO, en colaboración con JustMad9, donde se encargó de la parte internacional de la feria madrileña, para seleccionar "10 artistas a seguir" con la única condición de ser españoles o residentes en España. Aquí tiene las razones de su selección:

Cómo nos gusta seleccionar y clasificar toda la información que nos rodea. Tal vez es una manera de entender nuestro mundo, pero creo que es una trampa. Una mera ilusión. La selección encierra la ilusión de pensar que podemos cubrir la totalidad de la realidad con nuestro propio razonamiento. Sin embargo, si es cierto que nuestro razonamiento, basado éste en sistemas dependientes a sus propias condiciones, nos provee con posibilidades de imaginar, hacer y pensar, nos limita en partes iguales en nuestra capacidad de entender lo inabarcable del todo.

A pesar de estas sabidas limitaciones, a veces he tenido la suerte de encontrarme con la obra de un(a) artista con la capacidad de abrir mi mente y proveerme con herramientas nuevas de pensamiento, con nuevos sistemas de análisis que nunca hubiera podido descubrir sin su libre manera de pensar. Creo que el pensamiento de cada uno tiene límites formados por la sociedad en que nos desplazamos, sea en España sea en otra parte del mundo. No solamente el lugar condiciona. También el tiempo en que vivimos define y marca estos bordes de nuestra imaginación con que podemos contemplar lo que nos rodea. Lo hacemos al nombrar, y también al clasificar la realidad en una estructura que luego comunicamos a nuestros hijos, vecinos, amigos, estudiantes o aquí, lectores.

De hecho, una de las herramientas más poderosas con que hacemos esto diariamente es el lenguaje: con su misteriosa manera de conservar cultura por una parte, y por otra de dar vida de modo orgánico a nuevos conceptos que acaban de nacer en las mentes pertenecientes de una generación.

Me fascina la inmensa amplitud de posibilidades de una lengua, pero cuanto más y mejor aprendo un idioma nuevo, más me interesan los límites de él. Hay algunos usuarios que sienten que su lengua materna escilimitada, justamente porque se afina tan preciso a todo su capacidad de pensar y sentir. Al apoyarse tanto en el lenguaje, surge un peligro porque hay todo un ámbito más allá de lo que podemos pensar y decir, un espacio lleno de silencio donde todavía no hemos podido poner nombres, clasificaciones y ordenarlo para manejarlo con las lenguas. Esta frontera entre todo lo que sí está nombrado y clasificado y lo que todavía no, es una línea flexible híbrida que se desplaza continuamente dependiendo del tiempo o lugar en que nos encontramos.

En mi práctica me encuentro sumergida en una búsqueda infinita por explorar estas lagunas de desconocimiento que se producen en lo no nombrado, lo no clasificado, lo no traducido. Al leer un libro me fijo en el blanco de la página y todo lo que el autor decidió que no dirá: en su silencio. Lo mismo sucede en esas situaciones que dejan mudos a todos los involucrados. Cuando eso sucede, intento estirar este momento para ver qué encontrar en el silencio, en vez de rápidamente pasar y volver a los terrenos conocidos. Cuando encuentro una palabra o expresión que resulta imposible de traducir, intento parar y escuchar bien qué dice esto, más allá de lo que pueda entender dentro de los marcos de otros idiomas que ya domino. Cuando algo se pierde en una traducción me pregunto dónde va y qué pasa con esa información.

Pues bien, la relación que tengo con los artistas y su obra (algunos de los cuales aquí propuesta) está precisamente basada en este mismo interés por todo lo que se queda fuera de clasificaciones.

Su trabajo no sólo evidencia todo aquello que no está a la vista, no es obvio y no es pronunciado. Su trabajo se nutre, en esencia, del hurgar en el significado de definiciones establecidas, de poner interrogaciones donde solemos asumir respuestas.

Es de ellos de quienes más aprendo en momentos inesperados: quienes me enseñan esos espacios ocultos, quienes dan sonido al silencio y se saben expresar más allá de los límites descriptivos del lenguaje.

En su honor he intentado yo también mostrar lo maleable de los límites de la clasificación al incluir en esta selección artistas que estiran la definición del propio ser artista, y los que estiran el requisito de estar afincado en España. Todos ellos, con su obra, en alguna ocasión han retado los límites de mi propio pensamiento y me han enseñado algo completamente nuevo, muchas veces de una manera inesperada. Su trabajo me ha hecho también recordar algo olvidado, ha dado voz a algo silenciado, ha recuperado algo perdido, ha contado una historia nunca antes contada o directamente, le han dado la vuelta a una parte de la historia nunca contada. Son, todos ellos, artistas que cumplen una función vital en nuestro mundo, porque se atreven a reinventar las reglas del juego.

Por esto he tratado de desafiar los límites de la selección de este propio escrito haciendo un pequeño guiño al lector, evidente para todo aquel que sepa contar más allá de diez.

Escoger doce en vez de diez tal vez no hubiera satisfecho mi genuino interés por incluir lo que queda fuera de la selección. Por eso querría acabar este texto recomendando al lector no solamente todos aquellos artistas que están ahí pero que aún no conozco. Ellos son el silencio, el olvido, el vacío y el margen en blanco de esta página.

Desde el desconocimiento les invito a que me escriban con sus portfolios, pantallazos con lo que tienen abierto detrás de esta página o invitaciones a tomar té, mi email es: studio@inezpiso.nl