Esta primera exposición monográfica de Lothar Baumgarten reúne una serie de obras e instalaciones realizadas desde finales de los años sesenta hasta la actualidad. A lo largo de cuarenta años, Baumgarten ha cuestionado la lógica que estructura el pensamiento y los sistemas de representación occidentales, y esto se refleja en su obra a través de tres tipologías centrales que recoge la exposición: la fotografía, entendida como práctica y técnica culturalmente determinante, el lenguaje y el estatus simbólico de la palabra y, finalmente, la tradición gráfica moderna en la que el color se convierte en volumen y se transforma en escultura.

Baumgarten ha indagado en las relaciones que individuos y comunidades mantienen con el territorio y con lugares determinados. Desde que, entre 1978 y 1980, el artista decidió vivir con los Yanomami en la Amazonia venezolana, su obra se ha centrado ... en cómo las instituciones y la conciencia occidentales han representado la percepción del otro, su paisaje y su lengua. Esta exposición muestra por primera vez dos extensas series fotográficas de este artista: Carbon (1989) y Montaigne (1977-85). La primera describe un viaje a través de Estados Unidos siguiendo el trazado de las vías férreas. Varios miles de fotografías, notas, relatos cortos, cintas de audio, estudios de tipografía, dibujos murales de grandes dimensiones y diseño gráfico nos describen la conquista del hombre occidental sobre el vasto paisaje norteamericano. La serie Montaigne representa los paisajes de la selva amazónica y los hábitats de los indígenas que desparecerán bajo la contaminación por mercurio –utilizado en el tratamiento de la arena para extraer el oro– de suelos y acuíferos. De nuevo, Baumgarten asocia la objetividad de la fotografía a su imposibilidad de transmitir sensaciones esenciales en la comprensión de un hecho.

También se presenta en la muestra Imago Mundi (L’autre et L’ailleurs) (1988-2008), obra que ocupa la fachada del museo y un espacio interior, que investiga la pretensión del lenguaje fotográfico de constituirse en código de lectura universal y supuestamente objetivo, con relación a las empresas coloniales de países europeos hacia los continentes del hemisferio sur. La carta de separación de colores propuesta por la empresa de productos fotográficos Kodak para difundir en su momento el uso del revelado en color, se extiende en la fachada acristalada del museo para crear un espacio público teñido por los tres colores básicos del revelado fotográfico: magenta, cian y amarillo. Como en la técnica fotográfica, el material de esta obra es la luz.

Finalmente, destaca la obra Ecce Homo (2002), que combina elementos geométricos y cromáticos con imágenes proyectadas en la Capella dels Àngels. La obra, inspirada por la reflexión de Walter Benjamin sobre las galerías comerciales, transporta irónicamente el análisis de una tipología moderna típicamente urbana al contexto rural.