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Las últimas décadas para el mundo del arte han sido tan fructíferas en augurios y convulsiones que han sometido a los creadores a un constante replanteamiento de los límites (o de la ausencia de los mismos) de las formas de expresión de la contemporaneidad. Una de las crisis más anunciadas ha sido la de la pintura, que lejos de cumplirse, ha incitado a artistas de las más diferentes procedencias a explorar caminos considerados agotados para ampliar y expandir las posibilidades de la misma como legítimo lenguaje contemporáneo. Miquel Mont, artista que ha desarrollado casi toda su carrera en París, es un perfecto ejemplo de ello. Siguiendo la estela de creadores tan brillantes como Blinky Palermo, Richard Tuttle, Imi Knoebel ... o Robert Ryman (por citar sólo a extranjeros) se ha empeñado, en una larga y decidida carrera, en darnos las claves de su apuesta reduciendo los elementos constitutivos de la pintura a tres: el soporte, el dibujo y su estricta materialidad física. Su trabajo se encuadra dentro del análisis conceptual cuyas formas son consecuencia de un proceso de acercamiento materialista a lo pictórico incorporando, por un lado, el espacio arquitectónico en una conversación estrecha, como si los muros o el suelo fuesen dispositivos al servicio de la pintura, recursos nunca vueltos a usar desde que el caballete desplaza a la pintura mural. Por otro, potenciando al máximo la expresividad y elocuencia de lo mínimo con una extrema economía de medios.

Así en "Lapsus", la tercera exposición individual de Miquel Mont en Trinta, la muestra se abre con una pintura "Sin Título" que plantea vaciar el formato en sí mismo en una serie de espacios cuyo ritmo depende de la escala y de la estructura interna del bastidor en la cual el motivo pictórico (bandas de color aplicadas cuidadosamente con pincel en múltiples capas) viene a perturbar esa distribución del espacio. Otro grupo de obras pertenecientes a la serie "Poros" otorgan la misma importancia al vacío que a lo visible y sirven de referencia metonímica que da título a la exposición. Por otro lado "Plasmas", serie de medianos formatos inspirados en los tamaños de las pantallas de plasma replantean el vacío estructural como un vacío de imagen. Por último, el collage en el espacio "Mono-Tono I" incluye una imagen (fotocopia en blanco y negro sobre papel vegetal) que forma parte de un proyecto más global denominado "el gabinete de proyectos" en el cual los collages, dibujos y proyectos se articulan cada vez en diferentes dispositivos de visión.