José Freixanes estudió Bellas Artes en Bilbao y en la Real Academia de San Fernando de Madrid siendo posteriormente becario de la Diputación Provincial de Pontevedra. Vinculado al movimiento Atlántica, con cuyas muestras en Baiona, Compostela y Madrid se da a conocer como uno de los más inquietos ejemplos de vanguardia plástica de Galicia, pasa a formar parte desde 1985 de la mítica galería Juana Mordó con la que desarrolla durante finales de los ochenta y principios de los noventa una meteórica carrera nunca desvinculada de su tierra natal. Actualmente reside en Madrid y es profesor en la Facultad de Bellas Artes de Granada.

'Cualquier lugar es un laberinto de signos' dice el artista a propósito de explicar como entiende el cuadro a modo de espacio para la escritura y, por tanto, para el ... lenguaje. Así, al trascender los límites de la pintura, se convierte su obra en testimonio de una vida que se desarrolla a modo de viaje en el tiempo y en el espacio. Intervenciones tales como las desarrolladas en la iglesia de San Domingos de Bonaval (Cartografía do Tempo), en la catedral de Casablanca (Al final del Amanecer) o su participación en la última Bienal de Pontevedra con la serie 72 Silencios en colaboración con la poetisa Chantal Maillard nos dan cuenta de un trabajo abierto a nuevos planteamientos expresivos, concebido como el resultado de las referencias cruzadas entre imagen y concepto y al servicio siempre de su interés y compromiso con la memoria y las actitudes plásticas entendidas como artesanales así como con la sensibilidad poética y la mística oriental.

Eclipse lunar con arabescos es un juego metafórico sobre el comportamiento humano. Haciéndose valer de un pequeño carnaval del mundo, Freixanes retuerce a sus protagonistas en posturas de un extraño baile a modo de arabesco que se superpone sobre los motivos florales y decorativos de las telas estampadas usadas como soporte de las figuras. Los muros blancos repiten al infinito la frase que da título a la muestra convirtiendo el conjunto en un gran dibujo en el que cada cuadro es como un verso de un gran poema.