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Esta exposición, organizada por el IVAM y el Museo Cantonale d'Arte de Lugano, presenta por primera vez en España una selección de más de cien obras maestras del arte italiano de los años 60-70 procedentes de uno de los fondos artísticos con mayor reconocimiento y prestigio internacional reunidos por la galerista Margherita Stein. En la mejor tradición de los galeristas-coleccionistas, Stein optó por las obras que la apasionaban en vez de alimentar el comercio del arte. Una pasión a la que ha dedicado toda su vida y que le ha deparado una amistad inquebrantable con los artistas con los que se ha relacionado a lo largo de cuarenta años. La exposición, gracias a la extraordinaria colección de fondos que la integran, documenta momentos cruciales del desarrollo del arte contemporáneo con el fin de reflejar la complejidad del momento histórico-artístico así como la constante evolución del lenguaje de sus protagonistas.

El catálogo publicado con motivo de la exposición contiene textos de Consuelo Císcar; Marco Franciolli, Jean Louis Maubant; Francisco Jarauta; Bruno Corà, Giulio Paolini, y una entrevista de Catherine Francblin, y está ilustrado con reproducciones de las obras expuestas.

Esta muestra da a conocer la existencia de un arte europeo en lo que tiene de emblemático, de más sólido, en lo que muestra de mayor curiosidad por examinar y explotar las posibles continuaciones de las vanguardias históricas. Pero también, un arte europeo sumido en la duda ante el ascenso del poder del arte norteamericano y de otra manera de vivir la cultura. El recorrido de la exposición posibilita la valoración de distintas prácticas artísticas a través de la obra, entre otros, de Alighiero Boetti, Luciano Fabro, Jannis Kounellis, Mario Merz, Giulio Paolini, Domenico Bianchi, Bruce Nauman, Michelangelo Pistoletto o Fausto Melotti, y profundiza en la experimentación que estos artistas realizaron gracias a la búsqueda de formas y métodos innovadores en su proceso de producción.

La obra de Manzoni, Fontana y Castellani, están ampliamente representados en la exposición, pero también grandes artistas menos conocidos por el público español como Uncini, Lo Savio o Colla. Se incluye asimismo a uno de los artistas más singulares del panorama italiano, Fausto Melotti, el inclasificable amigo de Manzoni. Las cerámicas (Manzoni, Melotti) venidas de los talleres de Albisola, los monocromos y las esculturas que son 'manifiestos' de una radicalidad buscada (Lo Savio, Fontana, Manzoni), narran los años cincuenta y sesenta en una Italia del norte siempre repleta de historia clásica y contemporánea, próxima a los círculos literarios, que recuerda el constructivismo.

La Galería Stein comenzó su actividad en Turín, en 1966. Pronto se convirtió en lugar cotidiano de encuentro entre artistas y la señora Stein organizándose importantes debates sobre arte y cultura. Entre los primeros artistas en exponer su obra en la Galería figuran: Calzolari, Boetti y Paolini junto con Manzoni y Fontana. Por allí pasaron todos, o casi todos, los artistas que crearon el Arte Povera. La galería al mismo tiempo era un apartamento; se exponía en el vestíbulo, en el salón, en la sala de billar, e incluso se realizan obras especiales para sitios determinados como el cuarto de baño, la cocina o los pasillos.

Margerita Stein también trabajó con artistas alemanes y americanos. Pero su relación con Mario y Marisa Merz, Luciano Fabro o Pistoletto, entre otros artistas que frecuentan su galería y por quienes proclama su admiración, la llevan a tomar la decisión de coleccionar sus obras. De este modo, conserva en su totalidad la obra de Alighiero Boetti, que celebró su primera exposición individual en la galería, en 1967. Más tarde, Giuseppe Penone Gilberto Zorio, Giovanni Anselmo, Gino de Dominici y Claudio Parmiggiani expondrán con regularidad en la Galería. Remo Salvadori y Domenico Bianchi, entre otros, representan a la generación siguiente, la de la década de 1980

El IVAM ofrece, a través de esta colección tan singular, una ocasión para reflexionar sobre el sistema del arte, y sobre la manera de coleccionar arte durante cincuenta años en un país europeo. En una época en la que el compromiso de los artistas respondía al de los coleccionistas. Cuando las complicidades intelectuales y espirituales hacían avanzar la producción artística. Y en la que el peso emocional de una obra podía transformar a una galerista en coleccionista, atenta a conservar para las generaciones posteriores la función testimonial del arte.

Con esta exposición se rinde homenaje al comisario de la muestra, Jean Louis Maubant, fallecido recientemente.