Esta exposición del fotógrafo francés afincado en España Pierre Gonnord supone el último paso en su trabajo de su particular acercamiento a la condición del ser humano. Los personajes retratados para esta ocasión pertenecen a comunidades rurales aisladas que tienen un desarrollo de trabajo y vida muy alejado del convencional urbanita imperante. Son habitantes de pueblos aislados del norte de España y Portugal, de aldeas que mantienen un estilo de vida apegado a unos valores que están desapareciendo. Estamos ante personas que desempeñan tareas duras, normalmente agrícolas, mineras o marítimas y que están sosteniendo con su propia presencia los últimos ecos de un mundo que ya no se resiste a desaparecer; últimos bastiones de otro tiempo con unos valores propios y una dignidad aún palpable y evidente.

Junto a los rostros, por primera vez ... en el trabajo de Pierre aparecen los lugares, espacios que están en puro proceso, de la misma forma que las personas que viven en ellos, lugares rebosantes de vida y que se convierten en el espejo donde se mira el ser humano, al que tiende, del que vive y al que pertenece. Lo sublime está en ellos, tanto en su esplendor como en su decadencia Y no es el contexto de las personas lo que está retratando el autor, estos paisajes son las mismas personas despojadas ya de su propio cuerpo, ahora ya convertidas en su origen, ahora ya siendo esencia misma.