Sobre encargos y desapariciones: una mirada a la fotografía chilena contemporánea
La historia de la fotografía chilena tiene su origen en un suceso poderosamente simbólico.
La imagen fotográfica se ha convertido a lo largo de los últimos 172 años en un sistema político, en una estrategia visual para 'existir' o 'desaparecer'. Tal vez por eso, muchos sitúan el inicio de la fotografía contemporánea chilena durante la dictadura militar, pues es en ese periodo donde los fotógrafos adquieren la consciencia de autor y de la importancia de la obra -y no del registro aislado- como arma de batalla, transformándola así en un sistema expresivo. Si en aquel contexto los fotógrafos quisieron generar documentos que el tiempo transformara en monumentos, el proyecto que se plantea sobre los fotógrafos contemporáneos es de otro orden; de hecho, la propia noción de posteridad se ha desprendido de la grandilocuencia que tuvo en el pasado. La cartografía...metafórica de un país, que es el relato de su presente, ya no puede hacerse únicamente a gran escala. Ha de mencionar la infinidad de relatos individuales que, a modo de exhibición de la intimidad, fragmentan y desarticulan lo cotidiano. La autorepresentación ha dejado de ser una utopía humanista y opera masivamente en un entorno saturado de redes sociales. Nos miramos para que nos miren desde todos los lados. Lo global se expresa sin complejos desde lo local, desde el individuo, y el concepto de identidad se disuelve en el sentimiento de pertenencia y de rebeldía, lo que inserta a la fotografía en un sistema susceptible de otorgar la validación social. Pero en realidad esa representación especular es, de hecho, un relato cuya retórica aspira a disponer de un consenso, no necesariamente nacional, pero si colectivo; algo inherente a la condición tribal del ser humano.
Todos los autores de esta exposición, no así las imágenes seleccionadas, participaron de dos libros editados por el área de fotografía del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile (2009,2010); es importante evidenciar esta información, que pasa a tensionar el gesto político y domestico, el cuerpo visual tanto obra como dispositivo de reflexión; ese fuera de campo como operación para constatar lugares, territorios, espacios, sucesos que son parte de nuestra cotidianidad, pero que no solemos ver o que directamente omitimos; son entornos llenos de historias, de marcas: espacios experienciales. Esos en donde la imagen aun no ha sido totalmente domesticada, donde la ciudad y su entorno se nos aproximan en un encuentro decisivo: el de pensar la imagen.
Andrea Jösch - Alejandro Castellote Santiago de Chile - Madrid, España - Agosto 2011
Imágenes de la Exposición
Claudio Perez-baja
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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