Daniel Chust Peters (Sao Paulo, 1965) aborda desde una posición no exenta de ironía lo que podríamos considerar una de las propuestas más refrescantes y desprejuiciadas de la práctica artística contemporánea.

Deliberadamente evita la incertidumbre que supone enfrentarse a un nuevo proyecto recurriendo siempre a una misma idea que repite de modo continuado: reproduce sistemáticamente su taller. Un método de trabajo que viene desarrollando desde hace más de 20 años:

'Empleo un método de trabajo que llevo aplicando desde que tuve mi primer estudio en Paris en 1989:

1- Tengo una idea: Reproduzco mi estudio.

2- No tengo ninguna idea: Reproduzco mi estudio.

3: Tengo otras ideas: Reproduzco mi estudio.

El acto de ... tener una idea es restringida a una sola. El asunto es mantener y conservar una sola idea a lo largo de un periodo de tiempo. Inercia y determinación me llevan a reinventar de un modo constante la misma idea.' Diligente y metódicamente el artista sigue esta disciplina autoimpuesta y liberadora empleando el lugar donde trabaja como el recurso que le proporciona todo lo necesario para la puesta en marcha de cada una de sus obras. El estudio o taller entendido como ese espacio físico y mental en donde tiene lugar el proceso artístico y en donde germina el proyecto.

A lo largo de estos años el taller se ha materializado en diferentes formatos y materiales, siempre bajo apariencias distintas que toma prestadas de otros contextos, lo que establece conexiones con otras realidades ajenas a la artística.

'Abri Anti-Aérien' es un proyecto específico concebido para el espacio de la galería en el que explora los vínculos existentes entre su propia práctica y la investigación que ha venido realizando a lo largo de estos últimos años como parte de su tesis doctoral 'El Taller ausente'.

El resultado de esta exploración le conduce hacia el replanteamiento de su propia dinámica de trabajo, llevándole a una reflexión y estudio acerca de la importancia del espacio físico del taller y de las prácticas artísticas empleadas y desarrolladas en el interior de estos muros.

La propuesta presentada en PM8 se construye alrededor de cinco piezas (cada una de ellas reproduce el taller del artista situado en el 41 de la calle Massens en Barcelona) que muestran una conexión narrativa y que de un modo gradual van introduciendo al visitante dentro del proyecto. Este juego de correspondencias visuales que se crea entre las distintas partes presentes en la exposición genera una cierta atmósfera de extrañeza e irrealidad desde el primer momento en que el espectador entra en la obra.

'Abri Anti-Aérien' propone una estructura articulada a través de diferentes niveles de representación que en su recorrido sugieren una lectura cinematográfica, enfatizada por el orden y el lugar de emplazamiento de cada pieza en la sala de exposición.

'La primera obra es una imagen que reproduce la fachada del taller del artista en Barcelona en donde se ve a un personaje que dibuja la entrada del taller. La segunda imagen es el dibujo realizado por ese personaje en donde se ve el taller, la puerta del taller está abierta y se ve a un personaje que filma ya dentro del estudio. La tercera pieza es un vídeo filmado por el segundo personaje que aparece en el dibujo. En el vídeo se ve el interior del taller y a un personaje que es fotografiado. La cuarta obra es una fotografía del interior del taller en donde se ve a un personaje que está haciendo la reproducción del taller. Por último, el quinto elemento es la escultura que reproduce el taller del artista en Barcelona.'

La actitud de Daniel Chust Peters, ajena a toda influencia, moda o estrategia de índole comercial cuestiona como un estandarte dentro del arte esa exigencia de lo 'nuevo' existente en los ámbitos del mercado o en el circuito profesional. La insistencia en esa misma idea que viene desarrollando a lo largo de los años se entiende como un ejercicio de contención y de concentración sobre la práctica creativa, lo que le lleva a proponer uno de los discursos artísticos más interesantes, autocríticos y desprejuiciados en el panorama del arte actual. Y aunque su postura pueda ser entendida como deliberadamente pragmática, es sin duda un pragmatismo poético no exento de un particular sentido del humor.