Exposición en Madrid, España

Luces de bohemia. Artistas, gitanos y la definición del mundo moderno

Dónde:
Sala Recoletos - Fundación MAPFRE / Paseo de Recoletos, 23 / Madrid, España
Cuándo:
01 feb de 2013 - 05 may de 2013
Inauguración:
01 feb de 2013
Organizada por:
Descripción de la Exposición
La muestra organizada en colaboración con Réunion des Musées Nationaux - Grand Palais de París, presenta a través de 100 de obras maestras, de artistas como Goya, Watteau, Gainsborough, Boucher, Teniers, Corot, Delacroix, Courbet, Manet, Degas, Sorolla, Sargent, Signac, Van Gogh y Picasso, entre otros, la historia de la creación de la bohemia artística, y de cómo esta historia se entremezcla con el prestigio artístico de los gitanos y vagabundos.

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A través de un centenar de obras maestras, de artistas como Goya, Watteau, Gainsborough, Boucher, Teniers, Corot, Delacroix, Courbet, Manet, Degas, Sorolla, Sargent, Signac, Van Gogh y Picasso, entre otros, se narra la historia de la creación de la bohemia artística, y de cómo esta historia se entremezcla con el prestigio artístico de los gitanos y vagabundos. La exposición cuenta con préstamos de las más prestigiosas instituciones internacionales, entre las que cabe destacar el Art Institute de ... Chicago, la New York Public Library, la Morgan Library and Museum y la Hispanic Society, de Nueva York, el State Hermitage Museum, de San Petersburgo, el Musée d´Orsay, el Musée du Louvre y el Centre Pompidou, de París, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, el Museo Picasso de Barcelona, el Museo Van Gogh de Ámsterdam o la Tate de Londres, entre otros.

 

La exposición ha sido co-organizada por FUNDACIÓN MAPFRE y la Réunion des musées nationaux-Grand Palais de París y, desde septiembre de 2012, pudo visitarse en el Grand Palais de París. Sin embargo, en la versión madrileña se han incorporado cambios importantes, que hacen hincapié en la imagen de los artistas internacionales sobre los gitanos españoles o en la importancia que el mito de la bohemia parisina tuvo para Picasso y otros grandes conformadores de la modernidad.

 

RECORRIDO POR LA MUESTRA

 

El concepto de bohemia artística se forja a mediados del siglo XIX, entre el Romanticismo y el Realismo. A partir de esos momentos, se empieza a valorar por encima de todo la libertad creativa del artista, aunque ésta conlleve su fracaso ante el público o su marginación frente a la sociedad. La pintura, la literatura, la prensa, la canción, la ópera y el cine contarán las historias de jóvenes talentos, condenados a vivir en la miseria para defender su arte. Estas historias se nutrirán del imaginario colectivo en torno a los gitanos y los vagabundos, que compartirán con los artistas su necesidad de vivir de forma más libre y verdadera. La vida bohemia se convierte así en uno de los grandes mitos de la modernidad.

 

Este mito se inscribe dentro de la historia, rica y compleja, de los bohemios -de las etnias gitanas errantes-, de los que la historia del arte y la literatura siempre ha tipificado su nomadismo como símbolo de una vida sin reglas y sin ataduras, libre de las convenciones burguesas. Así, cuando a mediados del siglo XIX muchos jóvenes artistas rechazan las reglas y son rechazados por el sistema académico, se refugian en las buhardillas y en las tabernas de París. Convencidos de su talento e incomprendidos por la crítica, compartirán con los tradicionales bohemios una marginalidad y una miseria que será, poco a poco, mitificada como garantía de libertad artística y espiritual.

 

La bohemia gitana y la bohemia artística se convierten desde el siglo XIX en modelos privilegiados para los propios artistas bohemios, que buscaban representar y representarse en esa alteridad. Esta exposición pretende indagar sobre esta historia común, resaltando los encuentros y las disparidades entre estas bohemias, que determinaron el nacimiento del mundo moderno.

 

LA RUTA: LA IMAGEN DE LOS GITANOS EN EL ARTE OCCIDENTAL

 

Desde su llegada a Europa hacia 1420, los gitanos ejercieron una enorme fascinación entre pintores y escritores. Numerosos mitos y leyendas popularizaron tópicos en torno a los gitanos y, hasta la Ilustración, fueron a menudo retratados prediciendo el futuro o ligados al mundo de la danza, el teatro y el baile. A partir del siglo XVIII, el tema de la buenaventura cobró un nuevo auge, pues pintores galantes como Boucher o Watteau trataron a las gitanas como personajes pintorescos que anunciaban el cortejo amoroso.

 

De forma paralela, la naturaleza se convierte en el escenario habitual para la representación de los gitanos, debido a la asociación que tópicamente se hacía entre esta etnia y la vida errante, tan opuesta a la sedentaria vida en la ciudad. Los campamentos bohemios en el paisaje se convierten entonces en uno de los asuntos más representados, tal como muestran las obras que presentamos de Teniers (State Hermitage Museum, San Petersburgo), Morland (State Hermitage Museum, San Petersburgo) o Gainsborough (Tate, Londres). En estos paisajes, los gitanos ayudaban a poner la nota pintoresca pero, además, encarnaban una nueva armonía entre el hombre y la naturaleza, para la que era necesaria una vida menos ligada a las fuertes estructuras burguesas.

 

Con la llegada del Realismo, el prestigio de la clase vagabunda aumenta: 'Acabo de iniciarme en la gran vida vagabunda e independiente del gitano', escribía Courbet en 1853; mientras, Baudelaire se proponía, en Mi corazón al desnudo, 'glorificar el vagabundaje y lo que se llama la vida bohemia'.

 

A partir de Courbet y Manet, la presencia de las clases marginadas en el arte resulta cada vez más frecuente. Este asunto permitía a los realistas escapar de la estrecha jerarquía de los géneros académicos, para buscar un arte más sincero, que mostraba la verdadera realidad de la vida moderna. La gitana y sus hijos, de Courbet (Colección

 

particular) o El bebedor de agua, de Manet (The Art Institute of Chicago) representan esta aspiración de acercamiento a lo real y de alejamiento de los estereotipos románticos sobre los gitanos. Las caravanas, campamento gitano cerca de Arles, de Vincent Van Gogh (Musée d´Orsay, París) resume de forma magistral estos conceptos.

 

LA GITANA

 

Durante el Romanticismo los temas españoles cobraron un enorme prestigio entre los artistas en París: los gitanos españoles les permitían retratar una realidad cercana, a través de principios estilísticos heredados de la tradición de Velázquez y Goya. Buena muestra de esta tendencia son las dos obras de John Singer Sargent, Campamento gitano y El baile español, generosamente cedidas para la muestra por la Addison Gallery of American Art y la Hispanic Society of America respectivamente, que muestran la fascinación por nuestro país.

 

En este ambiente, la gitana ocupó un lugar fundamental: el mito tradicional de La Gitanilla, de Cervantes, renovado por Esmeralda, de Victor Hugo, y por Carmen, de Mérimée (y más tarde, por la versión operística de Bizet), se impone durante el siglo XIX como símbolo de la provocación, la libertad, la sexualidad y la alteridad de la gitana española. Figura capaz de albergar significados muy diferentes, su presencia aumenta conforme avanza el siglo XIX, hasta el punto de que ningún artista es capaz de escapar a su embrujo. Esta sección cuenta con obras míticas en las que la imagen de la gitana adquiere diferentes matices que bien se alejan de los estereotipos, como en el caso de Nonell o Sorolla, bien inciden en el decorativismo sensual de la gitana, como en el caso de Van Dongen, Manguin o Anglada-Camarasa.

 

EL ARTISTA MODERNO

 

El movimiento romántico afianza profundamente esa misma libertad para el artista. Su oposición a las convenciones burguesas rompe el pacto entre la sociedad y el artista, y permite que se apropie de aquellos rasgos tradicionalmente asociados al colectivo de los errantes. Dentro de los 'cenáculos', la autoafirmación de la libertad y personalidad individual del artista se convierte en el rasgo más sobresaliente.

 

Goya aparece como el primer gran artista moderno, que autoafirma su genio creador. Autorretrato ante el caballete, de Goya (Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid) preside esta sección, junto con el Autorretrato de Délacroix (Musées des Beaux-Arts de Rouen) o el Retrato de Baudelaire de Emile Deroy (Musée National des Châteaux de Versailles et de Trianon, Versalles).

 

La popularización de la bohemia viene de la mano de Escenas de la vida bohemia, de Henri Murger, publicada en fascículos en Le Corsaire-Satan entre 1845 y 1849, y su posterior puesta en escena en 1896, en la famosa ópera de Puccini, La Bohème, que consagran de manera definitiva el pequeño mundo de los cafés, de los aspirantes a pintor y de los poetas debutantes. Los jóvenes artistas adoptan entonces los códigos de esta vida - penurias económicas, hambre, aislamiento social... -como un pasaporte necesario hacia la gloria futura. Daumier ironiza en sus litografías sobre las aventuras de los artistas bohemios, contribuyendo a configurar los tópicos que perduran hasta la actualidad.

 

Conforme avanza el siglo XIX, el artista se identifica cada vez más con el caminante vagabundo que marca la senda que conduce a un arte nuevo y a una vida más dura, pero más verdadera. Ma Bohème, de Rimbaud muestra la vida errante como el camino de la creación. Un par de botas de Van Gogh, se convierten en su testimonio más evidente.

 

MONTMARTRE Y OTRAS ACADEMIAS DE LA BOHEMIA

 

A finales del siglo XIX, la bohemia se identifica con Montmartre. La Butte se convierte en el centro de la vida artística nocturna en torno al cabaret Chat Noir, Le Lapin Agile y el Moulin de la Galette. Desde Van Gogh a Toulouse-Lautrec, desde Rimbaud a Satie, todos sienten su influjo. Este ambiente queda magistralmente representado en la muestra con la obra de Signac, El Moulin de la Galette o el Rincón de Montmartre de Vincent Van Gogh.

 

Los artistas españoles se sentirán profundamente atraídos por este mundo creativo sublime y melancólico: Santiago Rusiñol y Ramón Casas lo viven en primera persona, y tratan de emularlo en Barcelona, en torno a Els Quatre Gats, a la vez que relatan y pintan su aventura bohemia en torno al Moulin de la Galette.

 

En Barcelona, Picasso leerá las primeras revistas de vanguardia, y deseará viajar a París, donde vivirá una bohemia intensa y trágica, protagonizada por el suicidio de su amigo Casagemas. Azoteas de Barcelona, de Picasso muestra una melancólica visión de los tejados azules de la ciudad, en un momento en el que Picasso hacía entrar a la pintura en un mundo moderno, completamente nuevo.

 

 

 
Imágenes de la Exposición
Vincent van Gogh, Las caravanas, campamento gitano cerca de Arles, 1888

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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