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En el modelo topográfico que Freud propone para hablar del inconsciente, previo a ... sus conceptos de 'yo', 'superyo' y 'ello', la mente es entendida como un espacio en el que confluyen las ideas. En el espacio mental inconsciente residen las ideas y los deseos cuando no están presentes a la conciencia. Cuando éstos transitan hacia el consciente, se comprueba si éstas pueden ser o no aceptadas. En el caso de que no sea superada esa censura, los pensamientos y percepciones son obligados, a causa de su repugnancia, a permanecer en el inconsciente.

En la exposición 'Paisajismo Craneoencefálico' queremos tratar sobre estos paisajes mentales en los que se localizan los deseos y las ideas que no pasan la censura de la conciencia: lugares agrestes, escarpados, sucios, irregulares, peligrosos.

Pablo Milicua compone extensos collages a partir de cientos de pequeños fragmentos recortados de libros en blanco y negro. En sus paisajes inventados encontramos escenas surrealistas, sólo explicables en el mundo de los sueños.

Paula Anta nos presenta, como en un escenario barroco, un enorme paraíso artificial lleno de plantas de plástico, alucinógenas, tóxicas, peligrosas. Una naturaleza creada a partir del petróleo, un fósil, una materia inerte.

La calavera de Rubén Gutiérrez se presenta a la mirada del espectador como una ruina, un resto arqueológico. Un laberinto sin salida que representa la muerte, un vanitas hecho paisaje.

Humberto Díaz reproduce, en el escenario del malecón de La Habana, una escena de extrañamiento: la misma persona es adelantada una y otra vez por el coche en el que vamos montados. El vértigo que experimentamos ante este juego de la memoria es el 'déjà vu', que da título a la obra.

Belén Uriel nos muestra, como si de una amenaza se tratara, la sombra de lo que parece un inocente cartel publicitario. Esa imagen, compuesta con los colores familiares a las utopías arquitectónicas de De Stijl, es en esta pesadilla el símbolo del sueño frustrado de una vivienda en propiedad.

Ángela Cuadra inventa también paisajes a través de collage. Pero en su caso parecen más paisajes extraterrestres, lugares nunca vistos, inventados desde el principio hasta el final, donde las leyes de la gravedad, la refracción de la luz o la física más elemental no tienen nada que ver con la experiencia aquí en la tierra.

Saelia Aparicio esconde paisajes en el mobiliario más cotidiano. Una mesilla de noche que contiene el escenario de los sueños de quien la usa, o de quien la habita. Es una propuesta de interpretación de los sueños en la que la naturaleza parece desbordar el escenario en el que se formaliza.

Jorge Fuembuena fotografía coloristas grutas, espacios escondidos e iluminados que se vuelven monstruosos, sombras terribles que dan forma a nuestros miedos más profundos.

Antonio R. Montesinos recrea un paisaje urbano a partir de residuos de la propia ciudad. Una especie de reciclaje que opera de una manera similar a como lo hacen los sueños: recogiendo imágenes durante el día para proyectarlas en nuestra mente durante la noche en virtud de una perversa combinatoria.

En esta serie de obras se presentan múltiples interpretaciones de esos escenarios mentales en los que cada artista localiza sus pensamientos y deseos, tomando formas paisajísticas muy diversas.