Pinturas de gran formato en donde el color ocupa gran parte de la superficie visual, acompañadas de una serie de relieves en madera con fuerte influencia de las vanguardias europeas acaecidas a comienzos del siglo XX, constituyen el elenco de obras que presenta la artista Constanza Levine, artista formada en la escuela de arte de la Universidad Finis Terrae, quien hace un año atrás cursó una residencia por cuatro meses en el International Studio Program (ISP) en la ciudad de Nueva York. Instancia que le permitió empaparse del arte de hoy y buscar nuevos derroteros para su pintura, siempre vinculada a la abstracción lírica.

Los trabajos que se presentan en galería Artespacio han sido realizados en los dos últimos años por la artista; por una parte la serie de relieves en madera compuestos por objetos diversos, -muchos de ellos encontrados ... en la calle-, han sido producto de su residencia en Nueva York. En estos trabajos de formato mediano y pequeño es posible advertir las fascinaciones de ella por buscar nuevas texturas y cromatismos para sus construcciones en cajas de remedios, envases de madera en desuso o juguetes abandonados. Elementos que le permiten construir nuevos universos, donde el formalismo geométrico transforma el objeto encontrado en algo desconocido y misterioso. Por otra, las pinturas de gran formato han sido ejecutadas en su taller de Santiago de Chile y se podría decir que ellas son la natural consecuencia de su investigación en el arte del relieve. Ya que varios de estos lienzos tienen elementos extra plásticos como parte de su orden compositivo, aunque se debe concitar que el color es el principal elemento detonante en el hacer pictórico.

A ese respecto el artista visual y crítico de arte Carlos Navarrete, en el texto que prologa el catálogo de la muestra, 'Color y Delirio en el viaje imaginario de Constanza Levine', señala: 'Al observar una pintura de Constanza Levine se está en presencia de una artista que busca afanosamente en la intensidad del rojo o la profundidad del azul, reflejar el viaje interior que ella realiza al universo que le rodea. Especialmente los paisajes de la zona central de Chile con sus humedades y vastedades, las cuales de manera intuitiva se van depositando en su retina como densas capas de color o suaves mantos de aguadas. Algunas de las cuales el espectador las puede asociar al macizo andino de nuestra cordillera o bien, al extenso océano que nos rodea. Por tanto, las formas y territorios de los cuales estas telas están realizadas, no son otra cosa que el bello resultado de una artista enamorada de las pequeñas cosas del día a día, traducidas a la música del color'.