Xippas Arte Contemporáneo tiene el gusto de comunicar la exposición personal de Pedro Varela en la galería de Montevideo. El joven artista brasilero, que se presenta por primera vez en Uruguay, expondrá más de 30 piezas recientes. Entre ellas dibujos con birome y pinturas acrílicas, técnicas muy representativas de su obra.

El trabajo de Varela se constituye en una coherencia cada vez más acentuada. Aún siendo pinturas, la instancia del dibujo y de su delicadeza más sutil- características de fases de otrora- están presentes. Es una pintura que se alimenta del dibujo y viceversa. Varela abdica el carácter proyectista que el dibujo podría tener, para incluirlo, experimentarlo y condensarlo a la pintura.

Por otro lado, la acuosidad del acrílico empleada por el artista reordena aquello que podríamos tildar de error. El desbordamiento de ... la tinta no es algo fortuito; por el contrario, las marcas, texturas y manchas tejen una ambientación que refuerza la idea de que esa naturaleza se encuentra fluctuando.

Ese lado etéreo, construye un juego de sombras y volúmenes que denota la suspensión de la materia. El hecho de que Varela retire los objetos de su banalidad y su prosaísmo, permite encontrar resonancias en las influencias asumidas del artista: Archimboldo, Eckhout y Guignard. Este último, todavía más, por el desempeño problematizado de su trabajo en la concepción de la llamada pintura de paisaje, y en especial por su gusto por lo caprichoso y lo decorativo.

En la obra de Varela, el 'modelo tradicional' de naturaleza muerta es substituido por una vegetación que habita zonas fronterizas entre fantasía y realidad. Nos preguntamos si esas plantas existen. Ellas podrían existir tal vez, a leguas y leguas en el fondo del mar, y por lo tanto nunca tendríamos la certeza de su existencia. Varela nos presenta poco a poco la cartografía de un mundo imaginario, como si alguna forma en algún momento pudiera existir, terminando por conectarse con las 'fabulaciones producidas por el mundo real', tal como la literatura (fantástica, pasando por Julio Verne) o en el cine (las películas de ficción científica o los llamados 'Films de aventura'). Esta contradicción - de la aparición de la forma- es explorada por la propia dificultad histórica de encontrar el pigmento azul.

Sus naturalezas muertas varían entre un estereotipo (psicodélico) de la tropicalidad y lo kitsch. La llamada pintura de paisaje, así como el desenvolvimiento de la naturaleza muerta y del retrato en la historia del arte brasilero entre los siglos XVII y XIX, posee un carácter de construcción de una identidad y de un lugar que no necesariamente correspondían a la realidad, pero que crearon y sustentaron por mucho tiempo una serie de mitos y alegorías sobre lo que debería ser el Brasil.