Tras pasar por la Cineteca del Matadero como Corazón de Hojalata acompañando al festival Documenta Madrid, y posteriormente por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, ya ampliado, y la Universidad Complutense de Madrid, este proyecto fotográfico de carácter ambulante y divulgativo regresa en Noviembre al Centro Sociocultural Norte-Universidad de Móstoles. Allí permanecerá durante un mes para ser visitado por cuantos quieran adentrarse en el misterio de la cabina de proyección cinematográfica, ese lugar en la sombra repleto de sueños, intrigas, risas y llantos. Desde la producción en 1.895 de la primera película, el celuloide ha sido el soporte que ha hecho posible el Cine. Pero como todo, y más en estos tiempos, todo tiene su principio y su final. El 31 de Diciembre del pasado año se produjo dentro del mundo cinematográfico lo que se conoce como "Apagón Analógico". Desde ese momento la distribución y...exhibición de películas se ha reducido única y exclusivamente al soporte digital. Esto ha conllevado un cambio muy importante tanto en la distribución como en la exhibición. El trabajo en los laboratorios cinematogáficos de positivado ha desaparecido, y el del operador de cabina en las salas de cine se ha transformado completamente. El procedimiento manual, el contacto entre el material, las máquinas y el proyeccionista ya prácticamente no existe, al menos como se había dado hasta ahora. Es la Era de la Post-Modernidad. Este proyecto ha sido realizado para mostrar un trabajo que se encuentra entre bastidores, un oficio que se enseñaba de maestro a discípulo, como antiguamente se aprendía, y que ha funcionado de este modo desde que en 1895 tuviese lugar la primera filmación cinematográfica. Es una labor en la que la dedicación, el cuidado y la atención a cada una de las copias y las máquinas ha sido imprescindible para un buen funcionamiento y una óptima proyección. Es importante conocer aquello que normalmente nos pasa desapercibidos pero que forma parte de una larga cadena de trabajo y sin el cual no sería posible el resultado final. A través de esta serie de fotografías analógicas realizadas a lo largo de cinco años únicamente con la luz producida por los proyectores y flexos necesarios para el trabajo en la cabina, se ilustra y documenta el funcionamiento y la vida del celuloide en compás con las máquinas dentro de la cabina de proyección, universo semioscuro escondido tras una puerta cerrada, al otro lado de una pequeña ventana, lugar en la sombra donde se crea la magia que a tantos nos hizo y nos hace soñar: el Cine.
