La exposición ‘A la luz del jardín. Sorolla - Vicente’ pone de manifiesto la relación directa de una importante selección de obras de Esteban Vicente con el jardín que él mismo cultivó, desde 1964, en Bridghampton, Long Island. Al mismo tiempo, se hace eco de la tradición, surgida a finales del siglo XIX, en la que varios artistas no solo pintaron jardines, sino que crearon el suyo propio, lo cuidaron y lo convirtieron en su principal fuente de inspiración. El máximo exponente en España de esta tradición lo encontramos en Joaquín Sorolla, con el que esta muestra plantea un guiño relacional, a partir de una pequeña selección de obras.
Para el pintor segoviano Esteban Vicente, la naturaleza se convirtió en el principal foco de interés. Junto a su esposa, compró una granja de estilo colonial en Long Island, donde instaló su casa y estudio, los mismos que quedaban abrazados por un...imponente jardín que Vicente y Harriet cuidaron con especial dedicación. El artista imaginó su jardín como una experiencia sensorial que le permitió desarrollar una sensibilidad visual por medio de la observación de la naturaleza. Esto quedó reflejado en sus obras, que traspasan los límites del cuadro provocando sosiego y armonía en el espectador.
Durante sus últimos años, Esteban Vicente se entregó más plenamente a su jardín, lo que le permitió desarrollar una sensibilidad fruto de la observación de la naturaleza cambiante. En esta etapa, su obra se caracteriza por composiciones más abiertas y libres, con una pintura que se desvanece y se presenta casi cristalina.
Al hablar de pintura y jardín es necesario también mencionar a Joaquín Sorolla, la figura principal de esta tendencia en el caso español. Sorolla concibe su jardín como un reflejo de su propia creatividad. Un espacio donde arte y naturaleza se funden y convierten este paraíso particular en un lugar de inspiración y retiro, pero también en una obra de arte en sí misma.
Se trata de dos personalidades artísticas distintas que construyeron una paleta de color a partir de una selección de las plantas que cultivaron en sus jardines, así como de la propia organización de estos espacios, dando especial protagonismo a la luz atrapada a través del color, convirtiéndola en un elemento compositivo.
Vicente y Sorolla son dos representantes importantes de la historia del arte español que, pese a ser de corrientes y épocas diferentes, comparten una misma forma de sentir la pintura a través de la naturaleza, lo cual les permitió atravesar las fronteras y enamorar con su arte al otro lado del Atlántico.
Este proyecto constará de dos exposiciones espejo. Una estará abierta entre el 23 de junio y el 2 de octubre en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente (Segovia), donde se custodia parte del legado del artista y en cuyo jardín reposan sus restos. Y la otra, entre el 7 de agosto y el 16 de octubre en el Parrish Art Museum (Nueva York), cerca de donde Vicente tuvo su casa estudio. Además, incluirá una publicación bilingüe con la selección de obras, el texto curatorial de Ana Doldán de Cáceres y un ensayo botánico de Eduardo Barba, investigador, botánico y jardinero paisajista. La exposición se completará con un interesante programa de actividades paralelas.
La exposición, en ambas sedes, ha contado con la colaboración de instituciones públicas y colecciones privadas que generosamente han cedido en préstamo obras de sus respectivas colecciones, tanto de Vicente como de Sorolla. Este es el caso de, por ejemplo, el Museo Sorolla, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo de Bellas Artes de Asturias, la Fundació Per Amor l´Art, el Ayuntamiento de Valencia, la Century Association, o el Museo Carmen Thyssen Málaga.
Entrada actualizada el el 15 jun de 2022
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